Manuel
Elkin Patarroyo
“Insertar la ciencia en la sociedad es un proceso de generaciones”
Siendo la fibra que
mueve al mundo contemporáneo, la ciencia se ha convertido, con el transcurrir
de los años y el devenir de una realidad más compleja, en un factor
de elevada importancia para los países no industrializados que no aminoran
su carrera hacia la conquista de su propio desarrollo. Sin embargo, esta estupenda
herramienta -producto del intelecto humano- no puede ser considerada como un
bastión de equilibrio con respecto a las naciones capitalistas avanzadas
pues, como lo sostiene el propio Patarroyo, “esa brecha (entre los desarrollados
y los subdesarrollados) nunca se va a poder cerrar. Es imposible. Eso es un
espiral en donde la sociedad se nutre de la ciencia y, a la vez, la ciencia
se nutre de la sociedad. Es un proceso en el que las dos están empujándose.
Por eso toca insertar la ciencia dentro de la sociedad. Mientras aquí
estamos pensando en la investigación de una charca nada más, los
norteamericanos están pensando cómo logran bajar las imágenes
de los robots que pusieron en Marte. Eso significa que la distancia es abismal”.
Distancia que, a pesar de ser gigantesca, no limita ni cohíbe la activación
tecno-científica de los diferentes pueblos de América Latina.
“No es fácil hacer ciencia aquí”, afirma Patarroyo,
“pero vale la pena hacerla por las enormes necesidades que tienen nuestros
países. Si nosotros no resolvemos nuestros problemas, nadie nos los va
a resolver. Tenemos que aceptar y asumir una posición hacia nuestros
conflictos”.
Hacia
un nuevo arquetipo de vida
¿De
qué manera y bajo qué circunstancias es posible solventar tales
dificultades? El Doctor Manuel Patarroyo considera que “ahora no se puede
hacer mucho porque toca insertar la ciencia en la sociedad, y eso es un proceso
de generaciones”. De allí que las actuales vicisitudes observadas
en las naciones del cono sur sólo puedan erradicarse (o comprimirse)
con el pasar del tiempo. Es un proceso prolongado que implica altas dosis de
continuidad, de sedimentación para el futuro, de permanencia de raíces,
de una verdadera plataforma científica y tecnológica. “Cualquier
proceso de conocimientos implica un antecesor que puso la piedra angular y,
en ese sentido, es fundamental lo que dijo Newton: ‘He podido ver más
lejos porque gigantes me permitieron pararme en sus espaldas’. Eventos
de estos ayudan, pero no son determinantes. En Colombia -y me gustaría
que se adoptara en Venezuela- acuñé el slogan ‘Colombia
con conciencia de ciencia’, es decir, introducir la ciencia en la conciencia
de los pueblos que, en esencia, no es un criterio ético sino un conocimiento”.
Ese conocimiento, ante todo, debe responder a los intereses de la colectividad.
En definitiva, debe tener una obligación con “lo social”.
Como lo corrobora Patarroyo: “Debe haber un compromiso con el conocimiento.
El conocimiento no puede ser por el placer del conocimiento. Siempre debe tener
un compromiso social. Aquí nadie sabe si fue primero el desarrollo económico
el que haló la ciencia o fue la ciencia la que haló el desarrollo
económico. Lo que sí es cierto es que la ciencia debe tener un
compromiso social que debe ser empujar el desarrollo de la sociedad”.
Al tener un compromiso social, la ciencia necesita, por una parte, apoyo político
y voluntad decisoria; por otra, una nueva forma de educar a las nuevas generaciones.
Pero... ¿cómo convencer a la sociedad en su totalidad de que la
ciencia (y su producto, la tecnología) es capaz de fortalecer el desarrollo
de un país? Aquí, el rol de los mass media es fundamental. “La
labor social del comunicador”, sostiene Patarroyo, “es traducir
el lenguaje de la ciencia para el común de la gente, y hacer que se le
convierta -como pasa en los países desarrollados- en un lenguaje cotidiano
que les permita entender el desarrollo de la misma. Que las mamás, cuando
estén haciendo el desayuno, sepan explicarle a los niños (porque
lo están viendo en la televisión, lo están leyendo en el
periódico, bien comunicados por los periodistas) cuál es el concepto
que se está transmitiendo a través de los medios”. En este
sentido, y partiendo de estas apreciaciones, es bastante probable que la ciencia
continuará siendo la fibra que mueve al mundo moderno.