Title Abstract Key words
La Enfermedad Tromboembólica venosa se refiere a la formación de trombos en los lechos vasculares venosos; clásicamente, comprende la Trombosis Venosa Profunda (TVP) y su complicación más grave el Embolismo Pulmonar (EP). La TVP es un problema clínico común que complica el curso de muchas enfermedades médicas y quirúrgicas en los hospitales (1, 2). La incidencia real de la trombosis venosa profunda ha sido difícil de establecer, debido a que se estima que el 50% de los casos permanecen asintomáticos, no obstante, estudios realizados en nuestro país reportaron 24.000 casos nuevos al año y de ellos la mitad se complicó con EP (3). En estudios prospectivos se ha determinado una incidencia aproximada de 0,1% para la población general con incrementos de hasta 1% para los individuos mayores de 40 años, es más frecuente en mujeres (4-9). Aproximadamente el 50% de las TVP ocurren en el ámbito intrahospitalario en pacientes con factores de riesgo, que incluyen edad, sexo, cáncer, cirugía abdominal u ortopédica, inmovilización, fracturas, puerperio, uso de anticonceptivos orales o terapia estrogénica y otros estados que condicionan éstasis o hiperviscosidad sanguínea como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), Insuficiencia Cardiaca (IC), obesidad, sepsis, Diabetes Mellitus (DM), Policitemia Vera, Enfermedad Vascular Cerebral (ECV), síndrome antifosfolípidos, entre otras. De igual forma el déficit congénito de factores como de la proteína C y S, Antitrombina III, Factor V Leiden, y la hiperhomocisteinemia se encuentran asociados a esta entidad (1-4,10-12). El diagnóstico precoz de la TVP permite el inicio del tratamiento anticoagulante en las etapas tempranas y evita la ocurrencia de EP, asociado a un elevado índice de mortalidad, así como disminuye la aparición de otras complicaciones como el síndrome postflebítico y la trombosis venosa recurrente (3,4). La duración del tratamiento establecida es de 3 meses (2,5), no obstante, esto se ve modificado dependiendo de la causa subyacente desencadenante del evento trombótico (trombofílias congénitas, antifosfolípidos, cáncer, entre otros), a su vez, la terapia anticoagulante debe ser supervisada estrechamente para mantener rangos óptimos de INR (International Normalized Ratio) y evitar las complicaciones hemorrágicas asociadas a dicho tratamiento. Por tales motivos es necesario que el médico tratante mantenga un seguimiento adecuado de los pacientes y realice las pruebas pertinentes en búsqueda de estas causas subyacentes, igualmente debe vigilar la eficacia y establecer la duración del tratamiento. Actualmente la profilaxis farmacológica se establece como obligatoria para todos aquellos pacientes con alto riesgo para tromboembolismo venoso con el objeto de reducir la mortalidad por EP (5). El presente estudio tuvo como objetivos determinar las características epidemiológicas y evaluar el manejo médico de los pacientes hospitalizados en el Hospital “Dr. Miguel Pérez Carreño” con diagnóstico de Trombosis Venosa Profunda entre Enero de 2002 y Diciembre de 2004.
|