Abstract Introducción La rápida aparición y diseminación de microorganismos resistentes a los agentes antimicrobianos, constituye un problema de salud pública a nivel mundial. La presión selectiva ejercida mediante el uso excesivo de antibióticos, junto a los diversos mecanismos de transferencia genética que portan las bacterias, contribuyen cuantiosamente con esta situación. En la actualidad, los β-lactámicos siguen constituyendo una de las mejores opciones terapéuticas antimicrobianas. Sin embargo, la efectividad de los mismos ha sido contrarrestada por la aparición de las β-lactamasas. Los genes que codifican estas enzimas pueden residir en el cromosoma bacteriano o en plásmidos8. Estas últimas de mayor relevancia ya que pueden ser transferidas a diversos géneros bacterianos y diseminarse en el ambiente hospitalario y en la comunidad. Las
β-lactamasas de espectro expandido (BLEE) son enzimas que presentan
un espectro incrementado de actividad hidrolítica, contra las
cefalosporinas de tercera y cuarta generación y sobre el aztreonam.
Son derivadas a partir de mutaciones puntuales de las β-lactamasas
de espectro ampliado (BLEA) TEM-1, TEM-2 y SHV-117, aunque
existen otras familias de BLEE, como las tipos CTX-M y PER que tienen
orígenes diferentes y una escasa relación estructural
con las TEM y SHV. Plásmidos transmisibles y/o transposones permiten el intercambio de genes que codifican para determinantes de resistencia a múltiples antibióticos, entre especies poco relacionadas, representando el medio más común para adquirir determinantes de resistencia a antibióticos. En años recientes se han reportado la existencia de otra clase de unidades genéticas denominadas integrones. Estos, son elementos pertenecientes a la familia de transposones Tn21 y Tn3 1, capaces de albergar genes de resistencia a antibióticos. Los integrones están constituidos por dos regiones de ADN muy conservadas, situadas en sus extremos. En la región conservada 5´ (5´CS) existen 3 elementos necesarios para la captura y expresión de genes exógenos (cassettes): uno que codifica una integrasa (int I), el otro es el lugar de recombinación sitio-específico (attI), y un promotor (Pant) para la expresión de los genes cassettes integrados. En la región conservada 3´ (3´CS) se hallan insertados el gen qacEA1 y el gen sulI 11. Entre estas dos zonas se pueden insertar uno o varios tipos de genes (casettes génicos) de resistencia, en una zona denominada región variable 15 (Figura 1).
De acuerdo con la secuencia de la integrasa se han clasificado los diferentes tipos de integrones. Se conocen nueve clases, los clase 1, 2 y 3 contienen genes de resistencia antimicrobiana. Algunos genes de β-lactamasas pueden estar codificados en dichos cassettes génicos 9, 19. Los integrones no son móviles por si mismos, pero con frecuencia se hallan asociados a transposones que a su vez se encuentran en plásmidos conjugativos, por lo que su movilidad horizontal esta asegurada 21. Los integrones aparecen como estructuras genéticas que albergan genes de resistencia denominados cassettes génicos, permitiendo de esta manera el reconocimiento, la captación, intercambio y almacenamiento de nuevos mecanismos de resistencia, como es el caso de las β-lactamasas. En Venezuela son escasas las investigaciones que asocian la presencia de integrones clase 1 en bacterias multirresistentes aisladas de ambientes hospitalarios. Además, no existen en nuestro país reportes de la presencia de BLEE asociadas a este tipo de integrones. Es por ello la importancia de la identificación de integrones, especialmente en cepas de origen nosocomial, en las cuales la multirresistencia puede estar asociada a estas estructuras. En esta investigación se demostró la presencia de integrones clase I, asociados a plásmidos conjugativos in-vitro, en cepas de Enterobacterias y sus respectivas transconjugantes productoras de BLEE de las familias SHV y CTX-M.
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