Antonio del Reguero
“Es vital prevenir las complicaciones médicas de los
tratamientos estéticos”
Cuando el deseo es verse diferente y atractivo, muchos no escatiman en aumentar
aquí o eliminar allá. Las técnicas adelgazantes, rejuvenecedoras
y los implantes son parte de las opciones que se ofrecen a quienes apuestan
a un cambio de aspecto rápido y efectivo. Pero, lo que muchos dejan
de lado al aventurarse en ellas se convierte en lo primordial. Los riesgos
son el detalle que cobra con creces esa omisión.
El cirujano plástico Antonio del Reguero asegura que existen tres pasos
claves para prevenir las complicaciones médicas derivadas de los tratamientos
estéticos, aplicables tanto por los médicos como por los pacientes.
En principio, el experto propone ser cuidadoso en la selección del
paciente. Este paso se refiere al descarte de las personas, derivado una evaluación
de su estado de salud. Quien puede someterse a este tipo de procedimientos
tiene que estar en óptimas condiciones físicas y emocionales.
De no ser así, “el médico debe rechazar
a quienes no gozan de buena salud y explicarles que el tratamiento debe postergarse".
Seguidamente, la selección del lugar implica una observación
rigurosa del sitio de trabajo del especialista. Cualquier espacio no es el
idóneo para desarrollar procedimientos que cambian la fachada de las
personas. Sin embargo, a veces se llevan a cabo en consultorios o en cabinas
de peluquerías con la idea de abaratar costos que sacrifican la seguridad,
la salud del paciente y el resultado del trabajo.
El lugar debe estar bien dispuesto, lo que significa que debe contar con los
equipos necesarios, tanto para el desarrollo del tratamiento como para atender
una complicación. Adicionalmente, se le debe aplicar constantemente
lo que el cirujano llama “ritual de asepsia y
antisepsia”, el cual comprende el lavado de paredes, techos y
pisos, así como la esterilización de herramientas e instrumentos.
Por último, enfatiza la selección del tratamiento como un paso
que está vinculado al método que debe aplicar el especialista
frente a la imperfección corporal del paciente, para garantizar unos
resultados satisfactorios y restringir la aparición de complicaciones.
En este sentido, destaca que “el entrenamiento
y la experiencia son las credenciales que atribuyen la destreza para escoger
correctamente el procedimiento”.
Este profesional de la cirugía plástica considera que “el
mensaje de los farsantes suele ser complaciente y simpático para los
pacientes. Ellos ofrecen resolver todo rápido y maravillosamente. Mientras
tanto, una vez que aparecen las complicaciones, el mensaje de los profesionales
de la cirugía plástica les resulta desagradable porque las soluciones
son más lentas y menos atractivas, como cicatrices, por ejemplo”.
He aquí la diferencia que existe, de acuerdo con el doctor, entre el
ejercicio de la medicina en la cirugía estética y los tratamientos
estéticos, pues “quienes practican estos
últimos no son médicos, sino “comerciantes de la Medicina.
Para ellos lo vital es el lucro y no el bienestar del paciente”.
Del Reguero apunta que en la actualidad, el campo de la cirugía plástica
recibe entre sus miembros a muchos galenos de oficio y no de profesión.
“Ellos no son expertos, pero aparentan serlo,
y las secuelas de ese engaño recaen sobre los pacientes cuando violan
nuestro primer mandamiento de no hacer daño. Ese tipo de prácticas
irresponsables los lleva a cometer graves faltas, errores que debemos enmendar
cirujanos e infectólogos, en respuesta a un paciente que exige de vuelta
su integridad física”.
Las operaciones
mal indicadas encabezan la lista de “errores”
que ha recibido el cirujano, como consecuencia de que no se practicó
un procedimiento combinado. A su juicio, “esta
situación es muy frecuente en pacientes con senos caídos, en
vista de que la solución que determina su médico para lograr
la suspensión de las mamas es colocarle prótesis. Se las introduce
y el problema persiste, porque previo al implante debía hacerse un
levantamiento del busto”.
La solución en este caso depende de la magnitud de la complicación.
De acuerdo con la experiencia del médico cirujano, en algunas oportunidades
basta con completar el procedimiento, es decir, con levantar las mamas. Mientras
que en otras, se debe retirar la prótesis para realizar la suspensión,
esperar unos meses e incorporar los nuevos implantes.
Del mismo modo, la mala indicación se presenta en reducciones mamarias
cuando se le colocan siliconas al paciente, para que las mamas queden firmes
después de la operación inicial. La complicación en este
caso es lo que del Reguero califica como “un resultado
inadecuado e inaceptable desde el punto de vista estético, ya que la
incorporación de la prótesis elimina el efecto de la reducción”.
Los hematomas e infecciones se suman a las dificultades médicas “provocadas
por la ignorancia y el descuido”, dificultades que ocurren cuando los
procedimientos de asepsia y antisepsia no se llevan acabo con suficiente rigurosidad.
Esta situación se une al frecuente desconocimiento de la técnica
y de las complicaciones de los tratamientos estéticos, escenario del
que se vale el cirujano para insistir en la importancia de la prevención
y promoción de la salud.
Adicionalmente, las inyecciones de biopolímeros son la causa directa
de las complicaciones de rostro, labios y glúteos tratadas por del
Reguero. En estas zonas, los biopolímeros se aplican para rellenar
y eliminar temporalmente hundimientos, arrugas o surcos. “El
problema es que estas sustancias no son biológicas sino productos derivados
de silicón y, por tanto, extraños al organismo”.
Cuando los biopolímeros se emplean en grandes cantidades se acumulan
por acción de la gravedad hasta formar pelotitas que van aumentando
de tamaño con el tiempo. Lo grave de la complicación es que
esas pelotitas producen granulomas de cuerpo extraño que al infectarse
pueden producir la muerte de la piel. “Si el paciente
acude al experto plástico para que atienda y resuelva su complicación,
es muy probable que la solución no sea de su agrado porque consistirá
en una incisión para extraer el producto acumulado”, la
cual generará una cicatriz en el rostro o en los glúteos que
desvirtúa el anhelo de verse mejor.
Así mismo, el especialista ha tratado irregularidades debajo de la
piel en forma de zonas blandas o duras ocasionadas por inyecciones de mesoterapia.
“En este caso el paciente buscaba que las dosis
adelgazaran ciertas partes de su cuerpo”, con la diferencia de
que sufrió efectos secundarios que no esperaba. Ante esta complicación,
es necesario esperar que transcurra un período de tiempo, circunstancia
que aleja la solución rápida que suele desear el paciente y,
luego se le inyecta su propia grasa.
Del Reguero asegura que muchas complicaciones podrían eliminarse si
al paciente se administra su propia grasa, pues ésta es una sustancia
conocida por el cuerpo, que no producirá reacciones ni efectos secundarios.
El inconveniente de su empleo es que la grasa se reabsorbe, aunque nunca en
su totalidad y, por ello, “la frecuencia de las
dosis depende de la capacidad de reabsorción de cada persona y no de
los parámetros que establece alguien interesado en inyectar más
para aumentar su beneficio
personal”.