El método y pensamiento científico en el psicoanálisis
Freud fue pionero en tratar de aplicar el método científico al estudio de las expresiones y manifestaciones humanas que conocemos como fenómenos mentales. Su genio le llevó a tratar de establecer un "sentido común" para su explicación. Como Watson y Holmes en la hipotética aventura relatada, tuvo que definir qué observar y qué pensar. Por momentos, su foco fueron manifestaciones claras observables en la conducta, síntomas y relatos de los pacientes. En otros casos, tuvo que enfocar lo que creyó que debía observar y no observaba. Poco a poco estableció puentes entre los hechos observables y leyes que los explicaban. Surgió así una teoría clínica psicoanalítica que progresivamente ha expandido su universo de observación y capacidad explicativa. Lamentablemente, a mi entender, en paralelo a la teoría clínica centrada en las observaciones, Freud estableció, quizás sin apreciarlo suficientemente, una teoría apartada y alejada de lo empírico, con la cual postulaba, entre otras, la presencia de estructuras, energías y fuerzas no observables, pero que si existieran, tuvieran las cualidades y se rigieran por las leyes que él mismo les atribuyó, explicarían adecuadamente los hechos observados. Esta teoría paralela y separada de la observación (Frank, 1979, Gill y Holzman, 1976) es conocida como la metapsicología.
Todavía joven el psicoanálisis en comparación con otras modalidades de pensamiento científico, es natural que persista entre sus practicantes la confusión y debate sobre si el modo de proceder y pensar del psicoanalista practicante es o no es científico. Por supuesto, que cada modalidad de ciencia tiene un campo y procedimiento que le son singulares, pero el modo básico de pensar en todas, su método, es común. Cuando el psicoanálisis no emplea ese método común a todo pensar científico se transforma en el pensamiento más primitivo y mágico que imperó en la humanidad antes de nuestra era, y que el mismo Freud describió como pensamiento inmaduro y ligado a los procesos inconscientes.
No es sencillo, ni fácil, establecer postulados, explicaciones y leyes científicas en cualquier área de las ciencias. Los psicoanalistas como grupo, hemos planteado que nuestro campo tiene dificultades particulares y muy distintas a las de otras ciencias. Nos hemos apoyado en tradición filosófica dualista de Descartes para mantener que nuestro mundo de observación es etéreo y sublime, y hemos tratado de mantener por ello ciertas licencias para manejarnos en muchos casos al margen del sentido común general del mundo científico. Con frecuencia hemos expresado que la observación en otras ciencias tiene una simple objetividad que no es posible en nuestro campo. Quiero abogar por lo contrario, por defender la idea de que en toda ciencia lo subjetivo es central y que ningún campo científico le es ajeno. En todo caso, la mente subjetiva, con mayor o menor entrenamiento, es la que observa, y luego es también la que piensa, postula y explica... Tomaré algunos ejemplos de sucesos en ciencias en las cuales es frecuente suponer que la objetividad es imposible de eludir, y que la subjetividad no interviene en mayor grado, para tratar de mostrar lo contrario.