Reactualización en la adolescencia: la clínica
Aquí podremos observar el conflicto dependencia-independencia, la persistencia de la ambivalencia primitiva y la patología del uso de objetos, tal como se articulan y actualizan en el adolescente adicto.
Los individuos con una relación
conflictiva con la propia dependencia pueden ser potenciales
adictos a sustancias en la adolescencia. La necesidad de negar la
dependencia afectiva de las personas por el temor al sufrimiento,
al abandono, o a la responsabilidad de cuidar al otro de los
propios impulsos ambivalentes, los lleva a relacionarse con cosas
a las que pueden ilusoriamente controlar, explotar y usar a
voluntad. El estilo adictivo se expresará tanto en las
relaciones interpersonales como en otras formas de adicción.
En algunos, aparecerán la ansiedad, la dependencia, el sometimiento, la necesidad extrema de estar con alguien sentido como único e irremplazable. En otros tomará la forma de arrogancia, autosuficiencia y desapego, como modos reactivos de independencia. También se observa la alternancia de las dos formas en un mismo sujeto: períodos de intensa dependencia y otros de cambio compulsivo de objetos.
En ambos casos observamos con frecuencia adicciones paralelas o alternativas, que aparecen o se agravan ante los fracasos afectivos: cigarrillo, alcohol, psicofármacos, drogas; pero también las compras compulsivas, la acumulación de objetos, la TV, el teléfono, y aún la actividad física excesiva; todas cosas que tienen un funcionamiento de reemplazo, ocupando el lugar del objeto faltante.
También la bulimia, así como la anorexia, representan aspectos de autorreparación y de venganza hacia el entorno frustrante, a través de la avidez o el rechazo por el objeto.
Del mismo modo, escapar de la escuela, faltar al trabajo, salir "de levante", realizar actividades delictivas o destruir objetos, implican un doble movimiento de fuga transgresora y de esperanza difusa de encontrar algo satisfactorio.
Comprar, comer, consumir, usar, funcionan
como actos-síntoma que condensan múltiples sentidos: la
descarga de la pulsión, la autorreparación amorosa por la
deprivación afectiva, la apropiación vengativa a la manera de
un robo, los componentes autodestructivos en busca de castigo:
comer lo que hace daño, alcoholizarse o drogarse, los acting
sexuales compulsivos y promiscuos. La ferocidad y la depredación
son los rasgos centrales del vínculo con el objeto.
De cualquier modo ambas formas clínicas, la dependencia extrema y la independencia reactiva, remiten a la ausencia de un buen objeto interno, y necesitan desesperadamente del otro para incorporarlo o negarlo.
Paralelamente, el adicto no establecerá una relación verdadera con el otro, que implicaría el compromiso de reconocerlo y cuidarlo. Sólo utiliza objetos que supuestamente controla y puede tomar y abandonar a voluntad. Finalmente tratará a las personas como cosas, que sólo tienen valor en la medida que él las necesita.
Existe una incapacidad de establecer vínculos verdaderos con los otros que implicarían la estabilidad, la aceptación de los límites y las diferencias y el reconocimiento sin rabia de la dependencia recíproca que toda relación humana implica.