Tratamiento
La anticoagulación
efectiva es la piedra angular en el tratamiento del TEV cuando los beneficios
sobrepasan los riesgos. Existen diferentes compuestos farmacológicos
utilizados en el tratamiento de esta dolencia y tienen como objetivo inicial
evitar la propagación del coagulo venoso, permitir la actividad fibrinolítica
endógena (sistema plasminógeno-plasmina) y posteriormente, evitar
la formación de nuevos trombos venosos, cuando persisten los factores
que precipitaron su aparición.
La Heparina ha demostrado disminuir la mortalidad en el TEV y disminuir su recurrencia.
En el presente disponemos de la Heparina no fraccionada (HNF) que consiste en
un glucosaminoglican; su mayor efecto anticoagulante consiste en un pentasacárido
con alta afinidad de unión con la Antitrombina III (ATIII) y está
presente sólo en una tercera parte de las moléculas de heparina.
Esta unión potencia la inhibición de las enzimas Trombina (factor
II) y factor X. El complejo heparina/ATIII forma un complejo ternario con el
factor II. En el caso del factor X, la formación de un complejo ternario
no es requerida y la inhibición es alcanzada mediante la unión
de esta enzima con la ATIII. Aquellas heparinas que contienen cadenas menores
de 18 sacáridos son incapaces de unir simultáneamente el factor
II y ATIII, pero retiene su habilidad para catalizar la inhibición del
factor X activado (Xa) por la ATIII. El peso molecular de la HNF oscila entre
5000 y 30000 con un peso medio de 15000 (con una cadena aproximada de 50 monosacáridos)
(16).
La hidrólisis de la heparina no fraccionada conduce a las Heparinas de
Bajo Peso Molecular (HBPM) y tienen un peso molecular entre 4000 y 6000 (17-18-19).
Su acción anticoagulante se debe a su alta afinidad con el factor Xa,
pues para que forme complejo ternario con ATIII y factor II es necesario que
tenga al menos una cadena de 18 sacáridos (incluyendo la cada peculiar
de pentasacáridos) y esto sólo se encuentra en aproximadamente
en un 25% de dichas moléculas, por lo que su actividad antifactor Xa
es 4:1 respecto a su actividad antitrombina (antifactor II), siendo 1:1 en las
HNF. Ver figura Nº 2.
La acción de la HNF es inmediata cuando es administrada de forma intravenosa,
y para el tratamiento del TEV se sugieren las pautas del ACCP realizadas por
un consenso de expertos. Dichas pautas recomiendan la HNF como el medicamento
a utilizar en pacientes con TVP o EP por vía intravenosa o subcutánea
en dosis suficiente para prolongar el tiempo activado parcial de tromboplastina
TPTA en un rango que corresponda a unos niveles plasmáticos de heparina
de 0,2 a 0,4 UI/ml según el ensayo de sulfato de protamina o 0,3 a 0,6
por el método amidolítico anti-Xa y que corresponde a un TPTA
de 1,5 a 2,3 veces lo normal. El tratamiento con HNF puede ser substituido con
HBPM en aquellos pacientes con TVP o en EP cuando están estables (ver
tablas 2 y 4). El tratamiento con HNF o HBPM debe continuarse por los menos
5 días, de los cuales, por lo menos cuatro, hay un cabalgamiento con
los anticoagulantes orales
Con el uso de la heparina se han descrito dos tipos de trombocitopenia, uno temprano, reversible, no inmune en su origen y que se corrige a pesar de continuar el tratamiento, y otro tardío, más serio, mediado por IgG (TIH), que conlleva a todos los riesgo de las complicaciones por trombocitopenia. La frecuencia de TIH es de 1% a los siete días y 3% a los 14 días, este cuadro es definido como la caída de >50% del recuento plaquetario, que comenzó a descender después de los cinco días de la terapia con heparina. Aunque se ha reportado que las HBPM inducen menos a trombocitopenia, todas presentan reacción cruzada con la HNF, por lo que no se deben utilizar como una alternativa en aquellos pacientes que desarrollan TIH. El tratamiento de estos pacientes consiste en la omisión de la heparina y cuando se documenta trombosis, se deben usar medicamentos anti-trombina como drapanoid sódico o hidurin recombinante. La anticoagulación con estos agentes se debe mantener hasta que el recuento plaquetario vuelva a lo normal. Warfarina no se debe usar sola en el tratamiento de TIH, por el riesgo de producir "gangrena venosa" ya que la vitamina K también es necesaria para la g-carboxilación de las proteínas C y S. Sin embargo, su uso parece ser seguro cuando el paciente está adecuadamente anticoagulado con las drogas antes mencionas (antitrombinas).
TEV
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Pautas
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Sospecha
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Tabla
2.. Pautas para la anticoagulación
con HNF (ACCP)
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Para el tratamiento subcutáneo con HNF se recomiendan 250 U/kg c12h pera obtener un ATPT dentro del rango terapéutico a las 6 a 8 horas.
La HBPM tiene un efecto
más predecible ya que se unen menos a las proteínas y células.
No es necesario monitorizar su efecto anticoagulante. Al ser depurada renalmente
tiene una vida media más larga, y tienen menor activación de los
osteoblasto que la HNF, por lo que perece inducir menos osteopenia. Su uso subcutáneo
permite su uso domiciliario en el manejo del TEV.
Durante el embarazo se anticoagula a las pacientes con TEV, utilizando la HNF
o HBPM sin emplear anticoagulantes orales, pues esto pasan la barrera placentaria
a diferencia de las heparinas (16)
HBPM
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Modo
de preparación
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Peso
molecular
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Dosis
anticoagulante*
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Ardeparina
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Depolimerización
peroxidativa
|
6000
|
g
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Dalteparina
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Depolimerización
con ácido nítrico
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6000
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1
mg/kg sc c12h
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Enoxaparina
|
Benzilación
y depolimerización alcalina
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4200
|
200
UI/kg sc diario o 100 UI/kg c12h
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Nandroparina
|
Depolimerización
con ácido nítrico
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4500
|
g
|
Reviparin
|
Depolimerización
con ácido nítrico y puficación cromatográfica
|
4000
|
g
|
Tinzaparin
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Digestión
por heperinaza
|
4500
|
g
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(*)
Dosis anticoagulante aceptada por FDA |
TEV
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Pautas
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Sospecha
TEV confirmado |
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Tabla.
4. Pautas para la anticoagulación con HBPM
|
La anticoagulación
oral se lleva a cabo con Warfarina, cuyo mecanismo de acción consiste
en inhibir la g-carboxilación vitamina K dependiente de los factores
de coagulación II, VII, IX y X. Puede comenzarse sin problemas el primer
día del TEV, una vez que se hayan alcanzado los niveles terapéuticos
de TPTA con heparina. Una dosis alta de carga no acorta los cinco días
necesarios para obtener la anticoagulación oral adecuada y una dosis
inicial de 5 mg es suficiente. El factor VI (el factor de coagulación
más importante que afecta el TP) tiene una vida media de 6 horas, sin
embargo, la anticoagulación verdadera requiere que el factor II se haya
depletado, y esto se lleva de tres a cinco días. La administración
concomitante de heparina prolonga el INR en 0,5, por lo que inicialmente el
valor ideal sería de 3, pues el INR efectivo debido a la heparina sería
2,5 (16).
El tiempo ideal de anticoagulación permanece incierto, sin embargo, un
tratamiento de seis meses previene las recurrencias mucho más de seis
semanas en aquellas personas con un primer episodio de TEV. En los pacientes
con EP masivo y severo se recomienda prolongar el tratamiento con heparina.
Cuando el factor de riesgo haya desaparecido no es necesario prolongar el tratamiento
con warfarina por más de seis meses. En los casos de un primer episodio
de TEV idiopático la anticoagulación no debe ser menor de los
seis meses y en los casos recurrentes el tratamiento debe ser de por vida, al
igual que en el primer episodio asociado a factores de riesgo persistentes (cáncer,
síndrome antifosfolípido, deficiencias de proteína C, S,
factor V mutante de Leiden o el mutante de protrombina). Cuando hay una obstrucción
aislada de las venas profundas de la pantorrilla se debe anticoagular por lo
menos por tres meses, y si hay alguna contraindicación para la anticoagulación,
se deben realizar estudios no invasivos en los miembros inferiores para evaluar
la presencia de extensión proximal del trombo en los siguientes 7 a 14
días (16).
La trombolisis puede ser un tratamiento que salve la vida de pacientes con EP
masivo, shock cardiogénico o en franca inestabilidad cardiovascular.
La trombolisis produce una resolución más rápida del coagulo
que la heparina (3 a 7 días). Sin embargo, ambos tratamientos conducen
a mejorías similares según los estudios de gammagrafía
pulmonar. En pacientes estables la fibrinolisis no reduce la mortalidad o recurrencia
de EP, menos en aquel subgrupo de pacientes donde existe disfunción del
VD, donde sí se ha demostrado disminuir la recurrencia (20). Sin embargo,
Hamel y colaboradores publicaron recientemente un estudio con 128 pacientes
donde la Fibrinolisis no parece alterar el curso de los pacientes con TEV y
dilatación del VD, si estos se encuentran hemodinámicamente estables.
Los agentes trombolíticos son igualmente efectivos a dosis equivalentes,
existiendo una ventana de 14 días para su administración efectiva
(21).
Estreptoquinasa
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250000
UI como dosis de ataque seguida de 100000 UI/h por 24 horas (1977). Por
vía periférica o cateter pulmonar
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Uroquinasa
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Sacada
del mercado en 1999 por la FDA
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RtPA
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100mg
en infusión continua por 2 h. Por vía perifárica
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El tratamiento
fibrinolítico se asocia a un riesgo mayor de "hemorragia mayor"
que el tratamiento con heparina. Nueve estudios aleatorios que comparan los
agentes fibrinolíticos actualmente en uso, reportan hemorragia mayor
en 8,8% con estreptoquinasa, 10,2% con Uroquinasa y 13,7 con rtPA. Dentro las
hemorragias mayores la más temida es la hemorragia intracerebral, que
tiene una mortalidad del 50%. Dieciocho estudios aleatorios que evaluaron 806
pacientes la incidencia de hemorragia intracerebral fue de 1,2%. Dentro de las
contraindicaciones relativas para la trombolisis están ACV o cirugía
intracraneal reciente (2 meses), operación mayor los últimos 10
días, diátesis hemorrágica, hipertensión arterial
no controlada, embarazo, endocarditis infecciosa, pericarditis, retinopatía
hemorrágica, reaminación cardiopulmonar o trauma reciente, aneurisma,
punción de vaso no compresible o parto reciente y sangramiento mayor
interno los últimos seis meses.
La trombosis venosa profunda proximal ileofemoral también puede ser una
indicación para la terapia fibrinolítica (sistémica o local
con catéter).
Durante el
tratamiento de un paciente crítico con EP masivo puede ser necesaria
la utilización de norepinefrina o dobutamina para mantener una tensión
arterial que asegure una perfusión adecuada de las arterias coronarias.
La inserción de filtros en la vena cava inferior se recomienda en aquellos
casos con TEV que la anticoagulación está contraindicada, en los
pacientes en que hay recurrencia a pesar de la anticoagulación, en el
TEV crónico recurrente con hipertensión pulmonar o cuando concomitantemente
se realiza una embolectomía o endarterectomía pulmonar.
Existen anticoagulantes nuevos que son inhibidores directos de la trombina como
lo es Hirudin. Esta tiene la ventaja que actúa sobre la fibrina unida
al coágulo de trombina, no necesita cofactores y no es inactivada por
las proteínas plasmáticas. Inogatran, napsagatran y argatroban
son también inhibidores de la trombina, que pudieran ser útiles
en el manejo del TEV. Igualmente, el inhibidor selectivo del factor Xa llamado
TAP(Thick anticoagulat peptide) ha sido considerado para el manejo del TEV.