Introducción

El sarampión es una enfermedad aguda viral, exantemática, altamente contagiosa, producida por un virus RNA, miembro del género morbilivirus de la familia paramixovirus. Se transmite principalmente por medio de gotitas de saliva suspendidas en el aire, que entran en contacto con la mucosa del tracto respiratorio superior o conjuntiva. Los únicos reservorios naturales del virus lo constituyen el hombre y los primates (1,2).

Es una enfermedad de distribución mundial. En países subdesarrollados con cobertura de vacunación baja, suceden epidemias cada dos a tres años, de duración variable dependiendo del tamaño de la población, las condiciones de hacinamiento y el estado de inmunidad, a diferencia de países con alta cobertura de vacunación donde la epidemia sucede en períodos de cada cinco a siete años, con pequeños números de casos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que ocurren más de 40 millones de casos cada año, con un promedio de un millón de muertes. La introducción de la vacuna de sarampión en las Américas en los años 60, ha determinado un marcado descenso en el número de casos reportados (1).