Algunos comentarios sobre los mecanismos de acción de los adyuvantes

Es de destacar que no se conocen, con profundidad, todos los mecanismos de acción de los adyuvantes (Cuadro 6), lo que ha hecho más lento y limitado su desarrollo. Por otra parte, la terminología existente resulta a veces ambigua o poco convincente y no queda absolutamente claro dónde y cómo actúa el adyuvante, sin suplantar al antígeno y su curso en la inducción de la respuesta inmune, máxime cuando muchas veces se emplean Formulaciones complejas. La mayoría de los autores coinciden con los efectos de: depósito, inmunomodulación y direccionamiento a células inmunocompetentes (1,8,40). Cox y Coulter añaden la presentación e inducción de Tc (1) y Bomfort (40) incluye el atrapamiento de los linfocitos, la activación de estos y el incremento de las funciones inmunes celulares.

Desde nuestro punto de vista, la presentación y la inducción de Tc son mecanismos normales de la inducción inmune, por lo que no los consideraremos apartes. No obstante, existen otras posibilidades de mecanismos como son: la inducción de quimiotaxis celular específica (en la cual pudieran estar implicados, entre otros, las quemoquinas; la acción mitogénica sobre diferentes células, etc.); eliminar las células indeseables de los sitios inflamatorios; etc. Además, consideramos que el mecanismo fundamental involucrado sea la inmunomodulación, es decir la capacidad de dirigir la respuesta no sólo hacia Th1/Th2 sino también hacia la formación de Tc; por lo tanto, consideramos la inducción de este último mecanismo como un fenómeno también de la inmunomodulación.

Quimiocinas

Las quemoquinas constituyen una familia compleja de proteínas recientemente identificadas como citoquinas con actividad quimiotáctica y activadora de diferentes tipos celulares del sistema inmune, que se diferencian de los quimioatrayentes clásicos, en su especificidad, por subtipos particulares de leucocitos (30).

1. Estructuralmente estas moléculas son de bajo peso molecular (5-15 kDa) y contienen 4 residuos de cisteínas conservadas que forman 2 puentes disulfuro. Con relación a la posición de las dos primeras cisteínas, son clasificadas en tres grupos: las a quemoquinas (C-X-C), las b quemoquinas (C-C) y el grupo de las g quemoquinas (C)(31) Los tres grupos se diferencian no solo en su estructura, sino también en los estímulos y los tipos celulares que las producen, los receptores membranarios que las reconocen, en el sistema de transducción de señales y en la especificidad por tipos celulares determinados (32-33). De forma general, las a quemoquinas son quimioatrayentes y activadoras de neutrófilos, linfocitos T y basófilos (34). Sin embargo, el grupo b es específico para monocitos, células T de memoria, eosinófilos, células NK y células dendríticas (35). Las g quemoquinas se encuentran menos estudiadas; pero se conoce su actividad quimioatrayente de linfocitos.

La actividad biológica de las quemoquinas tiene implicaciones importantes en varios procesos normales y patológicos, entre los que se incluyen: hematopoyesis, angiogénesis, tumorogénesis, inflamación, autoinmunidad y enfermedades infecciosas (36). En el caso de la vaccinología y los adyuvantes pudieran tener un amplio espectro de aplicaciones; pues estas moléculas constituyen un arma muy potente para manipular la proporción de células en los sitios de inoculación y direccionar el contacto del antígeno con tipos celulares específicamente en orden de generar una buena respuesta en la ruta mas favorable (Th1 o Th2) en dependencia del antígeno utilizado y a la respuesta protectora deseada.