Diagnóstico diferencial

La hepatitis autoinmune debe diferenciarse de otras causas de hepatitis crónica (tabla 3). Los marcadores virales para la hepatitis B y C permiten identificar los pacientes con hepatitis crónica viral. En ocasiones, el diagnóstico diferencial entre infección por virus C y hepatitis autoinmune puede crear problemas. Pacientes con hepatitis autoinmune tipo II pueden presentar anticuerpos contra el virus C y con frecuencia expresan también anticuerpos anti-GOR. El GOR es un antígeno nuclear presente normalmente en el hígado. Aparentemente, la formación de anticuerpos anti-GOR es inducida debido a la infección por el virus de la hepatitis C. A fin de precisar la existencia de infección viral, en el paciente con hepatitis autoinmune tipo II, es necesario realizar pruebas confirmatorias como la detección del ARN viral.

Pacientes con ingesta importante de alcohol pueden presentarse con característica clínicas e histológicas que sugieran hepatitis crónica. Igual sucede con la esteatohepatitis no alcohólica, la cual por lo general ocurre en pacientes diabéticos, obesos o con anormalidades de las lipoproteínas.

Algunos medicamentos pueden provocar inflamación hepática con características difíciles de distinguir de la hepatitis autoinmune. Si bien esta situación es infrecuente, debe tenerse siempre en cuenta y someter al paciente y familiares a un interrogatorio minuciosos al respecto. Los medicamentos que han sido involucrados como inductores de hepatitis crónica están señalados en la tabla 4.

La ceruloplasmina sérica y la presencia de anillos de Kayser-Fleisher permiten detectar los pacientes con Enfermedad de Wilson. La deficiencia de alfa1-antitripsina se puede sospechar por los niveles séricos bajos de la enzima. La hemocromatosis mediante la determinación de los valores en el suero de la ferritina y el grado de saturación de la transferrina. La biopsia hepática constituye un elemento importante en el diagnóstico de estas 3 últimas afecciones.

La cirrosis biliar primaria y la colangitis esclerosante primaria merecen mención especial, ya que constituyen también afecciones autoinmunes del hígado, aunque el blanco del proceso no son los hepatocitos sino los colangiocitos, los cuales tapizan los conductos biliares. La cirrosis biliar primaria se presenta sobre todo en mujeres alrededor de la menopausia, se caracteriza por colestasis crónica (elevación de la fosfatasa alcalina) , anticuerpos antimitocondriales positivos y lesión de conductos biliares de pequeño tamaño. La colangitis esclerosante primaria se presenta en hombres, se asocia con frecuencia con rectocolitis ulcerosa y se diagnostica mediante colangiografía que muestra lesión de conductos biliares de mayor tamaño intra y extra hepáticos.