Microestructura del narcisismo

El caso más descrito de narcisismo corresponde al del paciente catalogado como trastorno narcisístico de la personalidad. Sus características clínicas derivan de la ubicación de la fantasía de perfección, en su representación nuclear de self. En resumen, ÉL es perfecto. Las típicas defensas narcisistas y maníacas son utilizadas por este tipo de paciente (omnipotencia, negación, desvalorización o devaluación, triunfo maníaco, proyección, identificación proyectiva, confusión, razonalización, compartamentalización, regresión, etc.) en diverso grado y proporción, de acuerdo a la estructura básica del paciente dentro del continuum entre la organización psicótica y la neurótica. Cuanto más primitiva la estructura basal de la personalidad, mayor será el empleo de las defensas primitivas y menor el de las defensas indicadoras de mayor madurez (represión, sublimación, etc.).

Aún dentro de este grupo, podríamos intentar cierto grado de disección del self, y determinar la ubicación de las fantasías de perfección en cada componente. Schafer (1968), en su trabajo seminal sobre la internalización, nos provee de un anatomía teórica del self la cual resulta apropiada para este propósito. El self, como entidad primordialmente subjetiva, puede ser entendido como articulación de tres sub-entidades: el self-como-agente, el self-como-objeto, y el self-como-lugar (self-as-agent, self-as-object y self-as place respectivamente, Schafer, 1968 pp. 80-81). Como grupo, estos pacientes tienen en común la actitud y convencimiento de ser especiales. Sus privilegios derivan naturalmente de la especial condición de perfección sentida y clara dentro de la representación de self. Las actitudes, manera de resolver sus conflictos, tienden a ser únicos. Por lo general presentan profunda dificultad de entender empáticamente a los otros. Cuando el paciente ha logrado considerable cohesión de sus representaciones de self y la fantasía de perfección está fundamentalmente asignada al self-como-agente, resulta un trastorno narcisístico de la personalidad relativamente estable, difícil de tratar, con alta resistencia a las frustraciones y reveses de la vida, ya que estos pacientes utilizan muy hábilmente su repertorio defensivo, y logran evitar las experiencias de heridas a su narcisismo.

Cuando la ubicación fundamental de la idea de perfección está en el self-como-objeto, el paciente tiende a centrar más su narcisismo en imágenes y representaciones asociadas al cuerpo y sus funciones. Clínicamente, el cuadro es el de personalidades narcisistas que han logrado menor cohesión en sus representaciones de self y utilizan hasta cierto grado la investidura narcisista de su self-como-objeto como factor de integración de su experiencia subjetiva de self. Los pacientes como sub-grupo, tienden a ser menos estables que los anteriores. Con frecuencia son pacientes que funcionan abiertamente a nivel borderline. Continuamente luchan por mantener o restaurar la sensación derivada de la fantasía de poseer esta perfección. Las heridas a su narcisismo son frecuentes y a menudo ocasionan típicas descargas agresivas. Estas son procesadas de acuerdo con el grado general o basal de organización, y con frecuencia encontramos pacientes que tornan la agresión violentamente contra sí mismos: su self-como-agente ataca al self-como-objeto por defraudar en la experiencia subjetiva de perfección; temporalmente la perfección del self-como-objeto se percibe perdida y ubicada en objetos o en la fantasía de self ideal y deseado (ideal del yo).

Los objetos internalizados son poco a poco asimilados en diversas estructuras del aparato mental, típicamente en el superyo, en representaciones de self (identificación), o dentro de conglomerados de representaciones objetales internalizadas. En ocasiones, sin embargo, permanecen más o menos inmodificados sin integrarse claramente en las representaciones del self y mantienen cierta autonomía ubicados en el self-como-lugar. Como derivados de mecanismos orales de internalización, pueden compararse estos objetos a bolos alimenticios aún no digeridos o asimilados, pero ya introducidos al aparato digestivo. Son intermedios entre el interior y el exterior. Sin embargo, en el aparato mental, el proceso de asimilación puede ser prolongado y estos objetos pueden mantener establemente ese carácter supuestamente transitorio. Las fantasías de perfección pueden ser adscritas a estos objetos ubicados en el self-como-lugar. En este tipo de trastorno narcisista, los pacientes tienden a tener fronteras poco claras entre las representaciones de self y de objeto. Regresiva y defensivamente, intentan mantener este estado de poca diferenciación como mecanismo capaz de proporcionar el bienestar narcisista: el objeto ideal queda confundido con las representaciones de sí mismo (self). Separar el mundo interno de representaciones y definir más claramente la identidad, el sentido coherente de self integrado, se torna peligroso para estos pacientes, pues implica sentir que el ideal de perfección se pierde para el self y radicaría en el objeto. Este proceso, normal para el desarrollo es evitado (resistido) con tenacidad. Las fallas del desarrollo y de superación del proceso de separación-individuación, explican la frecuencia de patologías severas en este grupo.

Otra posibilidad frecuente en los trastornos narcisísticos, es la ubicación de la fantasía de perfección en la representación de objeto. Así, el objeto queda plagado de todos los atributos de maravilla deseables. La representación de self y su correlato subjetivo, están depletos, en contraste, de toda posibilidad de perfección. Rothstein (1984) acuñó el término de personalidad narcisística suplicante para describir esta variedad clínica.

La constelación ligada a la fantasía de perfección puede también plagar en forma desmedida el ideal del yo. En estas condiciones, el sujeto sufre marcadamente por el contraste sentido entre la pobreza de sus propias representaciones de self y las demandas implacables de un ideal inalcanzable.

La sensación o experiencia subjetiva de self distante de la perfección puede, en ocasiones, ubicar la fantasía de perfección en objetos concretos del mundo exterior. El narcisismo resultante lleva al paciente a luchar, a veces impulsiva y otras tenazmente, por la posesión del objeto singular con la esperanza de reconstruir, conquistar o crear un supuesto estado de perfección ideal.