Formación
ecléctica
De
todas las definiciones que de Mauricio Goldenberg se han elaborado, quizá
la más acertada, si de sus características como psiquiatra se
trata, es la que él mismo ofrece cuando destaca lo siguiente: "Mi
posición(
)no fue la de un psiquiatra tradicional, organicista,
sino la de un psiquiatra que conocía lo biológico y tenía
una buena formación(
) del psicoanálisis; además agregaría
un tercer elemento: mi posición desde el punto de vista social"
(4).
El psiquiatra y psicoanalista, Héctor Hueso también ofreció una perspectiva bastante válida al respecto, destacando en este personaje su eclectismo y su capacidad de tomar de diversas corrientes psiquiátricas los elementos que le pudieran parecer más útiles.
Siguiendo esta idea, sería válido afirmar que los aspectos anteriormente señalados son el resultado de una serie de experiencias y de un conjunto de personas, las cuales influyeron y determinaron, al menos en parte importante, lo que este psicoterapeuta llegó a ser. Como un ejemplo de esto podría señalarse sus vivencias en el Hospicio de las Mercedes ( Hospital Borda, actualmente) en el cual Goldenberg trabajó durante sus últimos años como estudiante de medicina, asumiendo diversos cargos y funciones, los cuales le permitieron ser desde Asistente hasta Jefe de Clínica de la Cátedra de Psiquiatría. Sobre este aspecto, Goldenberg señaló en una entrevista realizada hace años atrás que:
Una de las cosas que más me impactó era el estilo de funcionamiento del hospital psiquiátrico( ) era un hospital donde había hacinamiento, los enfermos, más que sujetos, eran como objetos en el hospital( ) una de las grandes promesas que me hice, aún antes de recibirme, es que de alguna manera tenía que haber otras formas asistenciales, otra forma de respeto al paciente psiquiátrico, otra forma de entendimiento con la familia ( ), otra forma de estar en contacto con la comunidad a la cual pertenecían.
Tales aspiraciones pronto encontraron una forma de hacerse realidad, pues al asumir la jefatura del servicio conocido como B-8, en dicho centro de atención, algunos vientos de cambios comenzaron a soplar. En primer lugar, logró integrar psicólogas al equipo profesional que allí laboraba, hecho éste poco común. Los pacientes también experimentaron tratos diferentes, pues se les mantenía vestidos, se les estimulaba a pasear por el Hospital, se mantuvo una comunicación más estrecha con la familia y se celebraban sus cumpleaños, entre otras actividades. Los resultados obtenidos con este proceder, fueron una invalorable lección para su desempeño futuro pues " me pude comprobar a mi mismo y a la gente que estaba cerca mío que había otras maneras de enfrentar la enfermedad y el enfermo mental ", explicó.
Si en el aspecto práctico estos primeros contactos con el ejercicio de su profesión fueron de gran importancia, no puede ignorarse, por otra parte, el valioso aporte de diversas personas -profesores y colegas- quienes con sus enseñanzas ayudaron a constituir sus características intelectuales , ideológicas y éticas.
Entre
ellos cabe destacar a Gonzalo Bosch, profesor Titular de la Cátedra de
Psiquiatría de la Universidad de Buenos Aires, quien lo hizo Ayudante
de Cátedra, en el Hospicio de Las Mercedes siendo Practicante; también
está Carlos Pereyra, quien apadrinó su tesis. Mención especial
merece Celes Cárcamo, con quien este psicoterapeuta se inició
en la lectura de Freud y el entendimiento del psicoanálisis. Igualmente,
Eduardo Krapf, junto con Enrique Pichón Riviére, ejercieron una
influencia importante para hacer que Goldenberg se sintiera fuertemente inclinado
hacia esta corriente psiquiátrica. Al respecto, él mismo recordó
lo siguiente "
Pichón, cuando paseábamos, me aclaraba
muchas cosas, Cárcamo también. Krapf muy rico económicamente
tenía una biblioteca fabulosa, me prestaba los libros, me aconsejaba..."
( 5).
A pesar de que este personaje no pareció tener problemas para integrar el psicoanálisis a sus conocimientos como psiquiatra clínico, otros colegas sí parecían rechazar semejantes acercamientos. Por esta razón, durante largo tiempo, se vio en la necesidad de ocultar tal tipo de simpatías. "En la cátedra yo llegué a ser Jefe de Clínica y nadie conocía mis relaciones subrepticias con el psicoanálisis. Si yo las hubiera hecho públicas, no habría podido llegar a ese punto, porque había una pugna a muerte y, para la gente de la psiquiatría tradicional, el psicoanálisis era una especie de mala palabra", señaló.
Mas, no sólo de sus fructíferas primeras expriencias y contactos con destacados profesionales del ámbito psiquiátrico se nutrió Mauricio Goldenberg. Sus viajes y trabajos realizados en el exterior también le ofrecieron ejemplos de que sí era posible ejercer la psiquiatría de forma diferente. Entre los países por él visitados se cuentan Inglaterra, Holanda, Italia y España.