Anna
Alfieri
“Boticas populares del Gobierno perjudican al paciente y al farmacéutico”
En opinión de la Jefe de la Cátedra de Farmacología
de la Facultad de Farmacia de la UCV, esta medida agudiza más los problemas
de los más desposeídos, quienes antes acudían al farmacéutico,
si no tenían para la consulta médica, con lo cual se evitaban
los errores generados por la automedicación. Además, indica
que no se justifica en la Venezuela actual y va en contra de los avances de
la farmacología. A esto, suma la venta en Venezuela de medicamentos
sin registro sanitario, provenientes de países, donde el control de
calidad es bajo o inexistente y cuya ruta de ingreso no es la habitual.
“Los médicos son afectados con el Plan Barrio Adentro, nosotros
los farmacéuticos estamos sufriendo con las boticas populares”,
afirma Anna Alfieri, doctora en farmacología y Jefe de la Cátedra
de Farmacología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central
de Venezuela (UCV). “El gobierno ha comenzado a abrir una serie de bodegas
de medicinas y aunque la botica es algo que existe dentro del reglamento de
medicamentos, allí no existe un profesional farmacéutico”.
Alfieri explica que las bodegas colocadas por el gobierno se aplican a un medio rural, pero no en las ciudades. “No se justifica que a esta altura del desarrollo, nosotros estemos sustituyendo lo que es con frecuencia el único lugar donde se consigue un profesional para gran parte de la población”.
La profesora de la Universidad Central de Venezuela indica que si se limita el trabajo de los farmacéuticos, se perjudica aun más al paciente. “Muchas veces, las personas que no tienen para ir a una consulta o se les hace imposible acceder a un servicio médico en un hospital, acuden a una farmacia, donde al menos se espera que un profesional, con cinco años de estudio, los podrán orientar y se evitará que cometan más errores de los que ya podrían cometer si no existe alguien entre ellos y el medicamento que pretende tomar”.
No obstante,
Alfieri asevera que para superar los problemas que afectan el área de
la salud en Venezuela es importante seguir trabajando. “Y seguir haciéndolo
bien. Transmitirle eso a la gente, porque hay mucha desesperanza en los que
están por graduarse y en los que están trabajando. Debemos sobreponernos.
Nosotros tenemos que mantenernos el nivel lo más arriba posible. Negarnos
a volvernos buhoneros de la medicina”.
“No
se justifica la implementación de boticas populares en la Venezuela de
hoy”
En opinión de Alfieri, en la actualidad venezolana no se justifica la
implementación de boticas populares. “Esto se justificó
en la Venezuela rural, cuando muchas veces las comunidades no contaban con la
presencia de ningún profesional de la salud. Es esos tiempos, el arsenal
terapéutico era muy modesto y las formulaciones muy sencillas. Debemos
recordar que una botica no es una farmacia, es un establecimiento comercial,
donde por ley no se requiere de la presencia de un farmacéutico, pues
solamente se espera que expendan medicamentos sin prescripción facultativa,
es decir, que no necesitan receta médica, productos simples de almacenar
o administrar. Como tales, estos establecimientos no están sometidos
a los controles sanitarios, que si cumplen las farmacias”, explica.
Afirma la doctora en farmacología que hoy resulta imperioso la presencia de un farmacéutico en los establecimientos que expenden medicamentos. “El desarrollo actual de una terapéutica, que abarca miles de compuestos y medicamentos complejos, con numerosas posibles interacciones entre ellos, con contraindicaciones, con advertencias importantes sobre su uso, almacenamiento y dispensación, hace indispensable la participación oportuna del profesional de la farmacia, para garantizar la idoneidad del acto de dispensación de un fármaco".
Jefe de
la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Farmacia de la universidad
venezolana, asegura que en los últimos años, la carrera de Farmacia
ha experimentado importantes cambios a nivel mundial, todos ellos dirigidos
a mejorar la atención al paciente. “Por ejemplo, la Facultad de
Farmacia de la UCV ha dado pasos gigantescos en esta dirección, implementando
desde hace 4 años un pensum de estudios totalmente renovado y actualizado
con las nuevas disciplinas acordes a los avances disponibles en el siglo XXI".
“Es paradójico que nuestras autoridades sanitarias deseen llevar
el ejercicio de la profesión y la atención del paciente, en relación
a sus medicamentos, a niveles del siglo XIX, con medicamentos vendidos en bodegas,
que no cuentan con la presencia del farmacéutico. Estas boticas no tienen
personal calificado ni acreditado, ejerciendo la tenencia de medicamentos, no
se sin asegura a éstos condiciones que mantengan su calidad original.
Además, se comercializan medicamentos de dudoso origen y de cuestionable
actividad terapéutica, exponiendo a nuestra población a graves
riesgos, en su salud, y probablemente sin lograr la curación de sus enfermedades”,
asevera Alfieri.
“No se puede sacrificar la salud del paciente
por el costo del medicamento”
“Ahora el paciente no tiene dinero para comprar medicamentos o el medicamento
no se consigue. Debido a la crisis económica, la mayoría de las
veces las personas recurren a lo que vende el buhonero en la esquina de su casa,
porque es lo más barato”, indica Alfieri.
La doctora en farmacología sostiene que esto afecta al consumidor, pues no está en capacidad de discernir que lo que vende el buhonero en el piso, no es lo mismo que lo que se vende en las farmacias porque no ha pasado por los mismos niveles de control de calidad.
Por otra parte, señala que si el objetivo es abaratar los costos de los medicamentos, en lugar de implantar boticas populares, el Gobierno Nacional debería apoyarse en programas como el de las Farmacias Populares o el Sistema de Suministro de Medicamentos (SUMED). “De este modo se ayudaría a la población de escasos recursos sin disminuir el nivel de calidad de su atención sanitaria. Debemos recordar que cuando de salud se trata, no es posible sustituir fácilmente un producto por otro. No estamos hablando de harina precocida o de arroz, como los vendidos en los mercados populares. Si estos productos por ser más baratos son de menor calidad, el daño se limitará a un alimento con peor sabor o apariencia. En el caso de medicamentos, no puede sacrificarse la idoneidad y efectividad a favor del costo. La calidad debe ser garantizada al 100% y no se puede admitir nada menos; de lo contrario, lo que se pone en riesgo es la salud y la vida del paciente".
De acuerdo a Alfieri, el problema del establecimiento de boticas populares, con respecto a las farmacias, no se trata de competencia comercial, sino de idoneidad terapéutica. “Todos los gobiernos han desarrollado programas mediante los cuales algunos medicamentos pueden obtenerse a menores costos. Esto es válido y muy necesario. Sin embargo, la gravedad de esta situación es pretender sacar al medicamento del ámbito del profesional, que puede garantizar su calidad, su efectividad y su adecuada dispensación".
“Tenemos medicamentos sin registro sanitario en Venezuela”
“Nosotros trabajamos una paradoja. Debemos mantener un excelente nivel
en nuestro currículum de farmacia y medicina, se nos exige el conocimiento
de los últimos mecanismos de acción, efectos del PH, biología
molecular e ingeniería de las últimas técnicas; cuando
simplemente la realidad es que el paciente mucha veces, por una laxitud hasta
del mismo Estado en los mecanismos reguladores, hace uso de medicamentos no
probados”, indica la doctora en Farmacología.
Aunque Alfieri indica que Venezuela ha sido reconocida por años en la región, como un país con uno de los controles más estrictos para el registro de medicamentos, independientemente de los Gobiernos o las tendencias políticas, asegura que “actualmente se ha comprobado en múltiples ocasiones por denuncias o investigaciones realizadas por los medios de comunicación social, en el hospitales, medicaturas y en las consultas del Programa Barrio Adentro, la aparición en Venezuela de medicamentos sin registro sanitario, provenientes de países donde el control de calidad es bajo o inexistente y cuya ruta de ingreso no es la habitual".
Según Alfieri las autoridades sanitarias venezolanas “deben aclarar esta situación y aplicar los correctivos necesarios, para que nuestra población reciba solamente medicamentos presentes en los petitorios oficiales y que los mismo estén debidamente registrados en el país. Solamente de ese modo puede garantizarse la idoneidad del producto".
“A parte de la situación de as Boticas Populares, nos enfrentamos actualmente a una alarmante la proliferación de la venta, por parte de buhoneros, de compuestos envasados caseramente, entre los cuales se incluyen jarabes, elixires, cremas, cápsulas. Esto productos son comercializados como medicamentos naturales y nadie puede asegurar cuál es su contenido real. Dichos brebajes y menjurjes no han sido evaluados por ninguna autoridad competente y generalmente son elaborados en forma clandestina, sin ningún tipo de higiene o calidad”, asevera Alfieri, quien expresa que con esto “se está causando un daño gravísimo a la población que ingenuamente adquiere estos productos vendidos en las aceras, con la esperanza de poder aliviar su dolencia a un costo menor que el del medicamento prescrito por el médico y debidamente dispensado por un farmacéutico en una farmacia".
Manifiesta la Jefe de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Farmacia de UCV, que para los profesionales de la salud es obvio el riesgo que supone la utilización de estos productos. “Pero para el público en general, confundido, mal informado y sin recursos, es una esperanza, que sin duda los conduce a un tratamiento inadecuado de su enfermedad, que los expone a posibles intoxicaciones o a efectos adversos graves o, que simplemente, no produce ninguna mejoría de su dolencia".
Alfieri indica que las autoridades competentes deben evitar esta situación, a través de controles y decomisos de mercancía con estas características, así como haciendo campañas de prevención, sobre todo en las comunidades, donde se advierta de los peligros del uso de compuestos de este tipo. “Adicionalmente, deberían aplicarse sanciones y multas para evitar la aparición de esos casos o la reincidencia. Las autoridades sanitarias no deberían tener mucho trabajo para constatar estas irregularidades, puesto que los mismos buhoneros instalados en las cercanías del MSDS son algunos de los que han convertido las aceras en un punto de venta de estos artículos. Sólo deben bajar de sus despachos y pasearse entre los tarantines, para verificar la situación. El resto está en sus manos y en su conciencia".
“Las investigaciones no cuentan con recursos
suficientes”
En lo que respecta al desarrollo de investigaciones, Alfieri asegura que existe
una carencia de recursos para seguir trabajando en esta área. “Prácticamente,
organismos que ofrecen apoyo al investigador, como El Fondo Nacional de ciencia
y Tecnología (FONACIT), están paralizados. En el año 2002
no se recibieron recursos para realizar investigaciones. Los proyectos básicos
y clínicos tuvieron que seguir funcionando con lo que había. Eso
provoca que una parte del proyecto avance, otra se detenga”, apunta.
Asimismo, Alfieri señala que la falta de recursos también atrasa el ingreso y la salida de los estudiantes de doctorado. “Si no se tiene un proyecto de investigación, no es posible finalizar el doctorado y, por lo tanto, no hay graduación. Además, se pierden infinidad de recursos, por que hay gente que abandona, porque no puede continuar”.
Por otra parte, la Jefe de Cátedra de Farmacología de la UCV indica que la crisis económica también afecta a los pacientes que antes participaban en las investigaciones. “Aunque todos los servicios sean gratuitos, las personas ahora no tienen el dinero ni siquiera para iniciar la batería de exámenes más mínima. Entonces, estamos en una situación donde los pacientes abandonan todos los proyectos de investigación en los que están insertos, a pesar de que todo lo que se les suministra es gratuito, porque no tienen el pasaje para ir los días que deben ir a consultarse”.
“Deterioro hasta a nivel de pre-grado”
En opinión de Alfieri el deterioro causado por la crisis económica
afecta también a los estudiantes de pre-grado de la UCV. “Proyectos
como Amazonas y Puerto Ayacucho, que permitían a los estudiantes del
área de la salud llevar asistencia a áreas rurales, habitualmente
más desposeídas, se han visto cada vez más menguados”.
La especialista
en Farmacología afirma que la universidad no cuenta con suficientes recursos
para dar continuidad a estos proyectos. “Eso tiene un costo: el traslado
de los muchachos y su permanencia. Aunque con esto, los estudiantes cumplen
una función importantísima en los medios rurales más desasistidos,
con el tiempo estos proyectos van a ir desapareciendo, porque la universidad
no tiene recursos ya para mandar durante 12 semanas a esas partes del país
a un grupo de estudiantes de medicina, farmacia, odontología, etc.”