La época dorada de la psiquiatría nacional


Pudiera afirmarse que a partir de 1936 comienza una época “dorada” para la psiquiatría venezolana, pues desde ese momento sucedieron una serie de acontecimientos que le dieron un rumbo completamente distinto a esta rama de la medicina. Los primeros vientos de cambio comenzaron a soplar cuando en ese mismo año fue designado Pedro González Rincones como director del Hospital Psiquiátrico de Caracas. Para Manuel Matute, la labor de este hombre fue sencillamente admirable:

“En el 36, cuando González Rincones asume la dirección del Hospital Psiquiátrico, comienza una etapa que es extraordinaria. Lo primero que se le ocurre a González Rincones es crear una laborterapia. ¿Quién iba a poner a unos enfermos mentales a que hicieran alguna cosa? Nadie. Y con esa laborterapia creó una panadería en el psiquiátrico, que de paso alimentaba a toda Catia y todo Sucre y los otros hospitales. También conformó una alfarería. Además consiguió un lote de máquinas y puso a los enfermos mentales a coser. A otro grupo los puso en cuestiones de agricultura y de cría de cochino y cosas de esas (…) Todo los planteamientos que hizo Gonzáles Rincones en psiquiatría fueron de altura. La psiquiatría le debe a González Rincones algo extraordinario”, afirmó.

Aparte de la laborterapia, González Rincones promovió la creación de un salón de belleza para los pacientes, a fín de que su aspecto estético pudiese ser atendido; se les peinaba, se les arreglaba las uñas… en pocas palabras, se les prestaba toda clase de servicios vinculados al cuidado personal. La organización de un grupo teatral y la incorporación de actividades físicas y ejercicios a la rutina diaria de los enfermos del hospital, igualmente formó parte de la serie de innovaciones aplicadas por este director. Sin embargo, el pensamiento adelantado de González iba mucho más allá de responder a las necesidades inmediatas de sus pacientes. Su futuro y porvenir también fue motivo de interés y preocupación. No en vano, con los ingresos obtenidos con la producción de la panadería, de las máquinas de coser, de la alfarería y de la siembra y cría de animales, procuró abrirle una cuenta de ahorros a los enfermos de ese centro de salud mental.

La sensación de estar viviendo una etapa diferente no sólo se sintió dentro de esta especialidad médica. El país entero estaba ingresando a una fase histórica muy significativa y distinta. Juan Vicente Gómez, quien había gobernado Venezuela dictatorialmente desde el año 1908 había fallecido hacía ya un año (1935) y el presidente sucesor, Eleazar López Contreras, demostraba con claridad sus tendencias y pensamiento democrático. Fue en este mismo contexto y momento histórico cuando regresaron al país una serie de médicos graduados en la Universidad Central de Venezuela, que habían viajado al exterior para seguir estudios de cuarto nivel. De países como Francia, Estados Unidos, Alemania, etc., este grupo de jóvenes trajo no sólo más y mejores conocimientos, sino también nuevas ideas.

Cuatro años después, en 1940, las palabras expresadas por Medina Jiménez en aquel trabajo que debió presentar ante el Colegio de Médicos para ser admitido como miembro, encontraron finalmente oídos, recursos (humanos y materiales) y voluntad para concretarse, pues en la UCV se fundó la primera Cátedra de Psiquiatría, siendo su director Ricardo Álvarez y quedando instalada en la sede del Hospital Psiquiátrico de Caracas.

Ese mismo ambiente de progreso e innovación fue el que propició el nacimiento en 1942 de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría (SVP), siendo su primer presidente y uno de sus fundadores Ricardo Álvarez. Según la explicación ofrecida por el Dr. Matute, para aquellos años ya existía un grupo de psiquiatras significativo que hiciera posible la ejecución de iniciativas destinadas a darle a esta especialidad médica un mayor auge y empuje. En tal sentido, al referirse a las curiosas circunstancias que rodearon la escogencia del nombre definitivo de esta entidad – evento que sucedió en 1952 -, Manuel Matute señaló lo siguiente:

“El nombre de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, fue otra pelea. Decía Ramos Calles que esta organización debía llamarse de ‘Neurología y Psiquiatría’ y otros alegaban que debía ser ‘Psiquiatría y Neurología’. Pero ésa era una discusión absurda y sobre todo tratándose de un hombre tan inteligente como Ramos Calles, pues apenas había un neurólogo en el país. Para el 53 habían sólo dos neurólogos. En cambio ya teníamos 40 psiquiatras. Entonces, ¿qué sentido tenía ponerle de ‘Neurología y Psiquiatría’? Eso dio inicio a una gran pelea que duró hasta que por fin acordaron ponerle ‘Psiquiatría y Neurología’. Sin embargo, Ramos Calles presentó sus objeciones en cinco puntos: señalando que no había material suficiente, que los artículos debían tener una calidad, etc.”

Las discrepancias surgidas con el nombre de esta organización se solventaron en 1963 cuando el gremio de neurocirujanos crearon su propio gremio, hecho que le permitió a la Sociedad de Psiquiatría recuperar su nombre original.

Si dar comienzo a sus actividades fue todo un reto para la SVP, continuar con ellas también implicó la superación de una serie de dificultades. A manera de ejemplo pueden mencionarse los años 1945, 46, 47 y 48, período en el cual esta organización debió suspender sus actividades debido a la inestable situación política vivida en el país en aquel momento. En apenas cuatro años, Venezuela fue el escenario de dos (2) golpes de estado, la elaboración de una nueva constitución, la realización de sus primeras elecciones universales y también del nacimiento de lo que posteriormente sería el gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez. Las actividades de dicha entidad volvieron a ser retomadas, gracias a la labor realizada por Rafael Vegas, quien se encargó de llevar a cabo su reorganización.

A partir de los años 50 y 60 la influencia de la SVP comenzó a sentirse a lo largo y ancho del territorio nacional pues se fundaron capítulos o seccionales en distintas regiones del país: en 1958, fueron creadas las de Maracaibo (Estado Zulia, occidente de Venezuela) y Valencia (Estado Carabobo, centro – norte de Venezuela); en 1963 se constituye uno en la zona centro occidental del país, abarcando los estados Lara, Falcón, Portuguesa y Yaracuy; también en ese mismo año se conforma el de la región andina (estados Mérida, Táchira y Trujillo). Algo similar sucedió con la región oriental – sur en la cual se organizó la sede correspondiente a los estados Bolívar, Amazonas, Monagas, Anzoátegui y Sucre. Esto, debido a la poca cantidad de psiquiatras existentes en el interior para ese momento. No obstante, a medida que se fue incrementando el número de especialistas en esta rama de la medicina, surgieron las seccionales particulares de cada uno de estos estados.

Destacó el psiquiatra y profesor universitario que para el año 1942 en el país se habían fundado solamente seis sociedades: fisiología, dermatología, pediatría, obstetricia, ginecología y urología, siendo la de psiquiatría la séptima en crearse. También Ricardo Álvarez había publicado su libro La psiquiatría en Venezuela, el cual recopila todos los acontecimientos que comprendieron el nacimiento de la actividad psiquiátrica en la nación, desde el tiempo de los aborígenes hasta finales de los años 30, quedando registrado en la historia como el primer trabajo escrito de este tipo que se había llevado a cabo para aquel entonces.

La relevancia de este período fue destacada por Manuel Matute de la siguiente manera: “(...) vean ustedes, se funda la cátedra de psiquiatría, se funda la Sociedad de Psiquiatría, Ricardo Álvarez publica su famoso libro... esto quiere decir que existía ya otra fisonomía”. Igualmente destacó la importancia de hechos como la llegada a Venezuela, en 1940, del electroshock en manos del psiquiatra rumano Hirsch. Asimismo, reconoció la significación de la fundación de la Liga de Higiene Mental en Venezuela (1941), hecho que estuvo en manos de Raúl Ramos Calles. “Ya en Estados Unidos, en los años 30, se había fundado mundialmente esa entidad (...). Por cierto, entre los miembros de la liga se encontraban personas como Guillermo Aranda y Francisco Herrera Guerrero (...)”, señaló. En el año 1943, el Ministro de Sanidad de ese entonces, Dr. Félix Lairet, inició los preparativos para la conformación de una División de Higiene Mental, concretándose dicha iniciativa en el año 1948, cuando Rómulo Gallegos da comienzo a su período presidencial.

¿Y para ese entonces cómo era la concepción de la salud mental?. ¿Cómo era tratado el paciente para esa época?
Ya tenía una mejorada situación. La terapéutica cambió por completo. Ya se tenían medicamentos específicos para trastornos de tipo esquizofrénico, depresivos, para los cuadros maníacos, etc. Se han establecido situaciones muy importantes como la de labor terapéutica… es decir, ya hay una orientación de las campañas de salud mental.

1949 es señalado por el Dr. Matute como otro año de gran importancia para la historia de la psiquiatría venezolana, pues fue éste el momento en que se inauguró, en la Universidad Central de Venezuela, su primer curso de postgrado – de dos años de duración -, contando con el patrocinio del entonces Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y teniendo como director a Ricardo Álvarez. Dicho curso contó con la distinción de haber sido el primero de todas las especialidades médicas ejercidas en el país. En 1961, las universidades del Zulia y los Andes fueron las siguientes en incorporar este tipo de formación a sus aulas, teniendo igualmente la particularidad de haber sido los primeros estudios médicos de cuarto nivel, creados en sus respectivos planteles.

Valdría la pena citar aquí el siguiente comentario, realizado por el Dr. E. H. Ibáñez Petersen, acerca de los comienzos de este postgrado, durante la realización de un homenaje a la primera promoción de médicos psiquiatras egresados del curso en cuestión y que tuvo lugar en Caracas, en el año 1974:

Actualmente, a través del Ministerio de Sanidad, de la Escuela Vargas, de la Escuela Luis Razetti, de las Fuerzas Armadas, de las universidades de provincia, se abren cursos para la formación de psiquiatras y son tantos los médicos aspirantes, que muchas veces el profesorado se ve en el caso de rechazarlos porque el número es tal que sobrepasa la capacidad de los mismos. Cuán diferente esta situación a la que vivimos nosotros. Es probable que ni los mismos compañeros recuerden las dificultades que tuvo el profesorado para reunir un número de alumnos suficiente, ya que apenas cuatro o cinco recién graduados se inscribieron y el resto fue completado, no sin muchas reticencias, por adjuntos y residentes del viejo Hospital Psiquiátrico de Caracas. Aún vivimos las muy tensas entrevistas con el jefe de la División de Higiene Mental, Dr. Ricardo Álvarez, quien en forma conminativa precisó a los médicos funcionarios del hospital en tal forma, que si no se inscribían corrían el riesgo de perder sus cargos. (IBAÑEZ PETERSEN, E. H: 1990: pp.13).

Este curso de postgrado tuvo el privilegio de contar con la colaboración y participación de destacadas figuras de la psiquiatría tanto nacional, como internacional dentro de su planta profesoral. Estas reconocidas personalidades fueron las siguientes: J. M. Sacristán, Mateo Alonzo, Ortega Durán, Cristóbal Maciá, Emilio Mira y López, Hugo Isava Stevenson, Pedro Luis Ponce Ducharne, Guillermo Aranda, Pedro Sánchez Landaeta, Jesús Mata de Gregorio, Gregorio Berman, Eduardo Quintero Muro y Raúl Ramos Calles.

Las publicaciones nacionales especializadas en psiquiatría también formaron parte de esta corriente de renovación y auge experimentado por la especialidad. En el año 1953, salió el primer número y volumen de los “Archivos Venezolanos de Psiquiatría y Neurología”, auspiciado precisamente por la Sociedad Venezolana de Psiquiatría (SVP). En su comité ejecutivo y redactor han figurado profesionales de la talla de M. Mata de Gregorio, Moisés Feldman, J.M Hirsch, J.P. Calistri, Abel Peláez, Manuel Matute, José Mata E., Salvador Mata E., Rubén Rendón Aponte, Manuel Poleo, Mauro Villegas, Enrique García Maldonado, Fernando Valarino, José Luis Vethencourt, Carlos Márquez, Francisco Ponce Señor, Hebert Stegeman, Jorge Ibáñez, Carlos Rojas Malpica, Jonás Millán, Luis J. Uzcátegui, Aquiles Guzmán, Rómulo Arangüibel, Milena Sardi, Roberto Arocha T., Nancy Montero de Sánchez, Jorge Ibáñez Domínguez, Alfonso González, Manuel Ortega, Alberto Mendoza, Franzel Delgado Senior y Antonio Pacheco.

La página web de la SVP (www.svp.org.ve), también destaca la existencia de otras revistas, las cuales se concretaron posteriormente o que representaron en un determinado momento un significativo precedente:


Se deben mencionar otras publicaciones de la Especialidad, tales como la Revista “Nuestra psiquiatría” (1962) órgano de la Cátedra y Servicio de Psiquiatría del Hospital “Vargas” de Caracas. Su cuerpo directivo siempre estuvo integrado por Jesús Mata de Gregorio (Director) Eloy Silvio Pomenta, Edmundo Chirinos y Manuel Matute (Redactores) y Aquiles Nazoa como Secretario de Redacción. Con anterioridad a la publicación de “Archivos” los trabajos sobre aspectos de la psiquiatría y salud mental fueron publicados en el desaparecido “Boletín de hospitales”. Valga como ejemplo que gran parte de la obra “La psiquiatría en Venezuela” del eminente colega, Dr. Ricardo Álvarez, fue publicada por entregas en varios números de ese Boletín. Igualmente trabajos de Hirsh, Aranda Arocha, Herrera Guerrero, Ibáñez Peterson, Mata de Gregorio, Carlos Ottolina, Cristóbal Maciá (…) En el “Cojo Ilustrado” revista que todos recordamos por la trascendencia de su contenido, aparecieron trabajos relacionados con la especialidad, tales como “La neurosis de hombres célebres” del memorable colega, Dr. Lisandro Alvarado. El Instituto Residencial del Este, institución privada, publicó en 1961, un boletín denominado “Temas de neuropsiquiatría y psicología”. Su Comité de Redacción estuvo integrado por los Doctores Ismael García Alfonzo, Marino Colina Leonés, R. Arocha Tejada y Carlos Gil Rincón. La antigua clínica psiquiátrica “Guillermo Aranda” desde la década de los 50, publicó un boletín, con distintos formatos e impreso desde el viejo mimeógrafo hasta la imprenta. Dejó de circular en 1960. En Maracaibo, Estado Zulia, se editó un boletín mimeografiado en 1961, responsabilidad del Cuerpo Médico del Hospital Psiquiátrico. El “Anuario psiquiátrico del Zulia” fue publicado por los Doctores J. Struve Romero, Darío Medina, Nora Z. De Nava y Orfa Rodriguez. Se tiene poca información sobre su periodicidad y contenidos. (URL: http://www.svp.org.ve/historia_frame.htm [noviembre, 2003]).

La inauguración de un servicio de psiquiatría en un hospital general ocurrió en 1960, gracias a la intervención del Dr. Fernando Rísquez, desde el hospital José María Vargas. Luego le siguió el Dr. Baáez Finolen, en la Cruz Roja y en tercer lugar estuvo el Hospital Militar. “Persistió por mucho tiempo, la idea de que los pacientes mentales en un hospital general iban a ser un inconveniente, porque saldrían de su habitación, de su cama y podrían molestar a los que estaban recién operados. El tiempo demostró que no, que un servicio de psiquiatría de ninguna manera perjudicaba. Por el contrario, ofrecía la ventaja de tener asistencia psiquiátrica interdepartamental. Imagínense por ejemplo, una dama a la que le hayan operado un seno porque tiene cáncer. Sin mucho esfuerzo ahí hay una depresión; entonces, ahí está, el psiquiatra que está en el servicio de psiquiatría en un servicio general; ya él tiene las palabras apropiadas que se deben decir, lo que debe comunicarse… y eso… no se puede obviar(...)”, reflexionó.

¿Y qué pasó con la comunidad psiquiátrica de Bárbula, en Valencia?
Bárbula fue una buena experiencia, eso pasó en enero del 51… Tenía como mil pacientes hospitalizados y tenía también sus pacientes ambulatorios. Aquello tenía un equipo de médicos, en los años 50, notable. Ya en el 58 cuando se fundó el capítulo de psiquiatría en Valencia había un grupo de médicos – 12 médicos – todos con una gran formación. Bárbula de alguna manera ha podido pasar a la categoría a la historia de la psiquiatría nacional como uno de los mejores hospitales del centro del país para atender emergencias psiquiátricas.

El ingreso formal de Venezuela al escenario de la psiquiatría internacional se logró en el año 1961, cuando fue realizado el “Primer Congreso Latinoamericano de Psiquiatría”, que tuvo lugar en la ciudad de Caracas, bajo el auspicio de la Asociación de Psiquiatras de América Latina (APAL).

Los orígenes de esta entidad se remontan al año 1950, fecha en la cual se realizó el “Primer Congreso Mundial de Psiquiatría”, en París, Francia. Estando allí los doctores Raúl González Enríquez (México), José A. Bustamante (Cuba) y Carlos A. Seguín (Perú), nació la idea de crear una asociación, la cual integrara a todos los países de América Latina. Estos tres hombres presentaron al año siguiente en México - donde se llevó a cabo el “Congreso de la Federación Mundial de Salud Mental” - un informe al respecto. Cuando dicho evento culminó en diciembre de 1951, se trasladaron a la ciudad mexicana de Jalapa para asistir a lo que sería el primer “Congreso Latinoamericano de Psiquiatría”, ocasión aprovechada para fundar formalmente la APAL.

El comité directivo de esta institución se organizó definitivamente en el año 1957, durante la realización del “Segundo Congreso Mundial de Psiquiatría” (Zurich, Suiza), quedando integrado por los doctores Bustamante (Cuba), Seguín (Perú), Pacheco y Silva (Brasil), Guillermo Dávila (México), Gregorio Bermann (Argentina) y Jesús Mata de Gregorio (Venezuela). Finalmente, en el año 1960, este grupo de especialistas funda en Cuba y de manera oficial, la asociación. Fue ésta la ocasión cuando se determinó que Venezuela sería el país sede de su primer encuentro. Al Dr. Mata de Gregorio, le correspondió ser su primer presidente. Después de 1961, en el país se organizaron dos congresos más: uno en el año 1979 y otro en 1992.

Previo al evento que tuvo lugar en México en 1951, el Dr. Manuel Matute destacó otro antecedente de importancia: “hubo en Perú un congreso en el año de 1938. Ese congreso es el primer antecedente que se tiene de la Sociedad Psiquiátrica de América Latina. Lo convocó Honorio Delgado que se había formado en Europa; tenía una gran formación y un gran conocimiento de la psiquiatría, aparte de haber sido un gran escritor. El delegado de Venezuela en aquel momento fue el doctor Herrera Guerrero”, afirmó.