Infecciones por bacterias de pared defectuosa
Mycoplasma sp. y Chlamydia sp.
La primera evidencia de infección por Micoplasma fue descrita por Lo et al (1989) (74), quienes describieron una nueva infección causada por miembros del género Mycoplasma, aislados de numerosos tejidos. Inicialmente fue desestimada, pero adquiere relevancia al definirse como un cofactor en el desarrollo de la infección por VIH, llevando a descompensación y a la aceleración en la progresión al SIDA, al inducir en su patogenia una mayor producción de citoquinas y factor de necrosis tumoral (FNT) por parte de los linfocitos y macrófagos del hospedador. Taxonómicamente se denomino Mycoplasma fermentans variedad incognitus, crece en el medio SP-4 modificado; posteriormente se aisló el Mycoplasma penetrans (75). (Tabla 4).
Ruiz et al (2000) (76) encontraron
serologías positivas para micoplasma en el 10% de los pacientes masculinos
seropositivos para VIH y en el 3% de las pacientes femeninas infectadas por
VIH, en México. El mismo autor encuentra incidencia de infecciones por
serología de clamidia en 10% de los pacientes masculinos y 5% de las
femeninas, seropositivos para VIH.
Infecciones
por Espiroquetas
Treponemas: La coinfección con el VIH altera el curso de la sífilis
secundaria cuya expresión clínica y serología diagnóstica
son vulnerables a la inmunidad individual, pudiendo obtenerse serología
negativa, con afectación del SNC (neurosífilis), que evoluciona
torpidamente (77-81).
Leptospiras: Feregrino et al (2001), describen el primer caso clínico de leptospirosis como infección oportunista en paciente masculino de 40 años, VIH positivo que desarrolló la enfermedad de Weil y se cuestionan si esto es una infección emergente en pacientes VIH positivo y SIDA (82).
Otras infecciones menos frecuentes descritas han sido la angiomatosis y la enfermedad por arañazo de gato que evoluciona con lesiones atípicas de piel. No se encontró reporte relacionado con brucelosis, pero debemos estar alerta si hay datos epidemiológicos positivos para esta zoonosis, en todo paciente VIH positivo (83-84).
Actualmente se implica a las algas como agentes infecciosos en pacientes con SIDA, ocasionando clínica de diarrea por efecto de una endotoxina liberada por Prototheca sp., y también por modificación de la flora bacteriana intestinal normal. Es así, como Long et al (1990) describen en su trabajo a 8 pacientes americanos que viajaron al Caribe, 4 de ellos tenían SIDA y todos presentaron diarrea al ingerir agua no potable; al examinar las heces se encontró al microscopio electrónico algas verdes azuladas, con la presencia de organelas fotosintetizadoras (85). En la Tabla 5 se resumen estos microorganismos poco frecuentes.