Julio Urbina
Los ojos del colegiado científico mundial lo conocieron en 1996 cuando
la prestigiosa revista Science -publicación oficial perteneciente
a la AAAS que traduce “American Association for the Advancement of Science”
o “Asociación Americana para el Avance de la Ciencia”- dio
a conocer las bondades de la droga D087 en el tratamiento del Mal de Chagas.
Esta enfermedad tropical es causada por un parásito del género
“Trypanosoma” que, en el caso de los países sudamericanos,
corresponde a la variedad del protozoo “Trypanosoma cruzi” transmitido
por insectos chupadores del grupo “Triatoma”, comúnmente
denominado “chinche”. Según los estudios realizados por Urbina
y su equipo, la sustancia D087, por lo menos en animales experimentales, destruye
ese indeseable huésped sin dejar vestigios en el organismo objeto de
la dolencia. Es decir, los tejidos afectados tienen la posibilidad de regenerarse
y, por lo tanto, el Mal de Chagas (excepto en fase terminal) no es definitivo.
Este proceso de erradicación del “Trypanosoma cruzi” se lleva
a cabo a través de la obstaculización de la producción
de algunos esteroles (como el ergosterol) presentes en dicho organismo animal
unicelular y responsables de su supervivencia en el ser humano.
Este hallazgo sirvió de abono de lo que, en la actualidad, forma parte
importante de la vida profesional de Julio Urbina. Biólogo egresado de
la Universidad Central de Venezuela (UCV), ha realizado postgrados en los departamentos
de Química de la Universidad de Sheffield (Inglaterra) y del Instituto
de Tecnología de Massachussets (USA), además de un doctorado en
Fisicoquímica. De esta asignatura también es profesor en la Escuela
de Biología de la Universidad Central de Venezuela.
En ese mismo año de 1996, Urbina fue nombrado Fellow (académico)
de la Fundación John Simon Guggenheim de la ciudad de Nueva York (USA),
institución destinada a la promoción de la investigación
a través del otorgamiento de becas de asistencia a profesionales de las
diversas áreas de la vida, entre las cuales se encuentra las ciencias
naturales. En 1997, recibiría de manos de la Fundación Polar uno
de los galardones más importantes del país en lo concerniente
a materia científica: se trata del Premio Lorenzo Mendoza Fleury. Asimismo,
El Consejo Venezolano de Investigaciones Científicas, en la Convención
Anual de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Asovac),
le otorgaría el premio al mejor trabajo científico de ese mismo
año.
El reconocimiento mundial volvería a recaer nuevamente en Urbina en 2000
cuando se hiciera acreedor del título como Académico Internacional,
mención honorífica proveniente del Instituto Médico Howard
Hughes (USA) en el marco de la realización de un programa encargado de
financiar y respaldar las iniciativas vinculadas con el estudio de enfermedades
infecciosas, las cuales afectan a gran parte de los seres humanos.
En la actualidad, Julio Urbina desempeña el cargo de Jefe del Laboratorio
de Química Biológica del Centro de Biofísica y Bioquímica
del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, mejor conocido
como IVIC.