Dos ejes de desarrollo fundamentales

Lo que siguió a las cinco etapas desarrolladas en los apartados anteriores y a los acontecimientos en ellos relatados, fue la continuación y el mantenimiento de lo que ya se había iniciado, sobre todo en otros estados y ciudades de Venezuela. Es así como en 1982, comienzan los procedimientos de Hemodinamia en el Hospital Universitario de Maracaibo (occidente de Venezuela) y en el Centro Cardiovascular Occidental de Barquisimeto (centro – occidente de Venezuela). En 1999, las actividades hemodinámicas se iniciaron en el Centro “Tulio Alberto Sulbarán “ (CECTAS) de Maracaibo, el cual está afiliado a la Universidad del Zulia (Estado occidental del país). En cuanto a los centros de salud privados, puede mencionarse al Centro Médico Guerra Méndez de Valencia (norte – centro del país) y al Hospital Clínico de Maracaibo como los lugares donde también se instalaron servicios de hemodinamia; esto, en los años 1990 y 1991, respectivamente.

La cirugía cardiovascular también experimentó un proceso parecido en las más recientes décadas (años 80 y 90). En 1982 se inicia en el Hospital “José Ignacio Baldó” y en 1984, en el hospital “Miguel Pérez Carreño”. En cuanto a la cirugía con circulación extracorpórea, ésta llegó al Hospital Universitario de Maracaibo en el año 1985. Los hospitales privados no demoraron mucho en realizar este tipo de prácticas; el Hospital Clínico de Maracaibo lo hizo en 1984 y la Clínica Razetti de Barquisimeto en 1985.

¿Cómo describiría usted el panorama actual de la cardiología en el país?
Yo creo que hace falta hacer más hincapié en los problemas sociales. Por ejemplo, hace falta el descubrimiento precoz de la enfermedades cardiovasculares. Hay evidencias de que los niños nuestros, si se vuelven gorditos, con sobrepeso corporal, desarrollan precozmente hipertensión arterial. Eso son problemas de salud pública que hay que encararlos para poder solventarlos. Otro ejemplo: el problema de la gordura, ya no en el plano de los niños sino también en los adultos, es un tema importantísimo porque puede derivar en situaciones de pre-diabetes, hipertensión arterial, etc. De manera que son una serie de problemas de orden social, en los cuales yo creo firmemente que debe insistirse mucho en ellos. Otro aspecto al cual debe prestársele mucha atención es a los hábitos alimenticios del país. Se sabe que si la persona, desde el punto de vista nutricional, come muchas grasas de origen animal, está más expuesta a sufrir de problemas cardiovasculares. Otro problema a enfrentar es el hábito del cigarrillo. También está el hecho de que debemos enseñar a los venezolanos a hacer ejercicio; nosotros somos un pueblo que no nos ejercitamos de manera rutinaria, y eso es muy importante para evitar problemas de este tipo. De manera que, desde el punto de vista social habría que hacer mucho lo que nuestros maestros llamaban la cardiología social.

Se justifica, hoy día, que se estén enviando pacientes venezolanos a Cuba para atender miocardiopatías congénitas, por ejemplo? ¿No están los cardiólogos del país en capacidad de hacerlo?
Yo creo que estamos en plena capacidad de operar la mayoría de las enfermedades del corazón que sean operables. Nosotros tenemos la capacidad técnica para resolverlos. Todo este movimiento que hubo aquí del desarrollo de la cirugía cardíaca a través del tiempo, apunta a que hay una serie de centros donde se pueden hacer ese tipo de cosas. Incluso, yo creo que saldría más económico. Lo que habría que hacer es apoyar más a los sectores que no tienen recursos para que efectivamente puedan operarse aquí, en su país.

Teniendo en cuenta todo lo relatado y reflexionado por el Dr. Juan José Puigbó, podría finalizarse diciendo que “impactante” también resulta un buen término para definir, lo más sintéticamente posible, el periplo de la cardiología venezolana desde su nacimiento hasta su situación actual. Y es que esta especialidad parece haberse desarrollado en torno a dos ejes fundamentales: la urgencia de solucionar un problema arraigado profundamente en los hábitos de vida de la población y la necesidad de mantenerse siempre a la altura de las exigencias del contexto tanto mundial como nacional.

Hoy día, seguir tales líneas de acción, no sólo se ha convertido en una carrera contra el tiempo - pues la brecha existente entre los países desarrollados y los subdesarrollados como Venezuela se ha hecho cada vez mayor -, sino también contra las particulares adversidades políticas, económicas y sociales, enfrentadas por el país en las últimas dos décadas, para no dejar de cumplir con la misión que el juramento hipocrático les encomendó: contribuir con el bienestar general de las comunidades a las cuales sirven.