De Caracas a París
En la capital del Estado Lara fue donde
Razetti dio sus primeros pasos en la docencia, al ser nombrado el
ocho de mayo de 1888, catedrático de Higiene Pública y Privada
en el Colegio Federal de Primera Categoría, donde se leían
cursos de Ciencias Médica. En la misma fecha fue designado
Presidente de la Junta Superior de Instrucción Popular de la
Sección Barquisimeto, además de incluírsele entre los miembros
principales de la Junta encargada de reglamentar, organizar y
dirigir el Hospital de Caridad.
A mediado de 1888 salió de Barquisimeto en calidad de médico viajero de la Compañía de Seguros de Vida "La Equitativa" de Nueva York. Recorrió Trujillo, Mérida, Táchira, Zulia y parte del Departamento de Santander de Colombia, para luego establecerse en Maracaibo, hasta mediado de 1889. Luego regresó a Caracas hasta que es nombrado Cónsul de Venezuela en Marsella, por el Gobierno del Dr. Juan Pablo Rojas Paúl, por lo que viaja a ocupar su puesto en febrero de 1890.
Gracias a ello se impregnó del espíritu renovador de la escuela Francesa, que le ayudó a estructurar las bases filosóficas de su trabajo como Médico profesional. De aquella experiencia Razetti, diría más tarde:
"Soy discípulo de la escuela francesa y un gran admirador de la gran República Latina... Soy republicano demócrata liberal , porque no considero legitima ninguna autoridad que no proceda de la voluntad popular libre y soberanamente expresada, y creo que la libertad del pensamiento y dela conciencia son indispensables y de la conciencia son indispensables al perfeccionamiento humano; soy determinista, porque creo que todos loe fenómenos de la naturaleza a leyes absolutas que cada uno de ellos tiene sus causas particulares, necesarias y suficientes, que son a su vez fenómenos anteriores y contemporáneos al fenómeno considerado; soy monista, porque creo que la materia y la energía son los dos atributos fundamentales, las dos propiedades esenciales de la sustancia universal, infinita y eterna; y considero que la moralidad es el resultado de la armonía de las actividades humanas en beneficio de la felicidad común, porque toda la doctrina moral de la humanidad está contenida en el célebre aforismo de Confusio :"No hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti".
Tres años vivió Razetti en Europa, propiamente en París, consagrado con gran provecho al estudio de sus especialidades, la cirugía y la obstetricia, y dedicado con ahínco a todo cuanto significase mayor cultura de su espíritu. La capital de Francia lo devolvió a su patria hecho un humanista, y particularmente un cirujano partero. Fue así como concibió la idea de renovación para Venezuela junto a compatriotas como Acosta Ortíz, Domínici, Ochoa Garbiras, Prato Baldó, Borjas León, Conde Flores, Díaz Rodríguez y Martín Hidalgo.
Todavía en Francia y obedeciendo a sus anhelos, Razetti y su compañero Domínici acordaron en la necesidad de unir a los médicos venezolanos con el propósito de impulsar la ciencia nacional a través de los nuevos rumbos de la medicina moderna. Convinieron que para tal fin, lo mejor era fundar una sociedad con su correspondiente órgano periodístico. De allí nació una idea que más adelante se materializaría con la creación de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas y de la Gaceta Médica de Caracas.