La regresión y la fijación (1916-17)
En este momento del desarrollo freudiano de la teoría psicoanalítica se habían descrito las pulsiones, el narcisismo, la libido (trabajos de Metapsicología, 1915), las fases de la evolución de la libido (agregado de 1915 a Tres Ensayos de Teoría Sexual) hasta llegar a la Conferencias de Introducción al Psicoanálisis (1916-17) especialmente las Conferencias 22 y 23 donde se va a referir a los temas desarrollo y regresión y la etiología o causación de las neurosis, respectivamente.
En el intento de explicar cómo se
produce una neurosis (o una enfermedad mental, en general) el
autor va describiendo las series complementarias. La
predisposición a la neurosis, resultante de la relación entre
la constitución sexual y las vivencias infantiles, determina la
fijación pulsional. Freud consideró que en el curso del
desarrollo partes de una aspiración pulsional pueden quedar
retrasadas en etapas anteriores, mientras otras alcanzan la meta última. Esa demora
de una aspiración parcial "debe llamarse FIJACION".
En la medida que estas fijaciones sean más fuertes, será más
fácil la regresión a esos puntos de fijación ante los
obstáculos externos que vayan apareciendo en el decurso de la
vida. Como vemos, se regresa a puntos ya predeterminados, los
puntos de fijación a las diversas etapas de la evolución de la
libido: oral, anal y fálica, presentadas en el agregado de 1915
a Tres Ensayos de Teoría Sexual. En el caso Dora
(1905) utiliza por primera vez una de sus analogías favoritas:
"Las corrientes de agua que tropiezan con un obstáculo en
su cauce se volcarán a un cauce antiguo que parecía destinado a
permanecer seco". Esta analogía la vuelve a usar en Tres
Ensayos en donde resalta que esta modalidad cumple un papel en
las perversiones, en las neurosis y en la elección de objeto en
la pubertad. Otra analogía utilizada en la Conferencia 22ª es
con un pueblo que se muda y va dejando estaciones. Si se produce
un obstáculo, tropiezan con un enemigo poderoso o son
derrotados, regresarán a aquellas estaciones de su migración.
Mayor peligro de ser derrotados tendrán en la medida que mayor
sea el grupo que van dejando atrás.
Esta es la regresión temporal, que como
vimos se relaciona íntimamente con la noción de progresión, es
decir, un desarrollo en el tiempo que se cumple desde una etapa
mas simple, primitiva y menos organizada hacia otra etapa mas
compleja, avanzada y organizada. La progresión y regresión
freudianas, derivan del esquema: evolución y disolución de John
Hughlings Jackson (trabajos publicados entre 1882-94), quien
consideró la evolución de los centros nerviosos, como un
desarrollo ascendente, en un orden particular; un pasaje de lo
menos a lo más organizado, de lo más simple a lo más complejo
y de lo más automático a lo más voluntario. Es decir, existen
tendencias naturales de desarrollo desde los centros nerviosos
inferiores hacia los más evolucionados. La disolución es el
reverso de este proceso evolutivo, un proceso parcial, ya que la
total disolución significaría la muerte. Aplica este concepto a
los desórdenes neurológicos y mentales, y concibe las
enfermedades del sistema nervioso como el efecto de grados
diversos de reversión en varias partes de dicho sistema,
resultando afectadas más temprano aquellas funciones más
recientemente adquiridas , mientras las más antiguas se afectan
después. Hay un ritmo de evolución y disolución en estados
normales, como ocurre en las personas sanas cuando están
despiertas en el día y duermen de noche.
En Complemento Metapsicológico a la Doctrina de los Sueños (1915), Freud se refiere a las "regresiones temporales" distinguiendo la regresión en el desarrollo del yo y en el de la libido. La segunda puede llegar hasta el narcisismo primario y la primera hasta la satisfacción alucinatoria de deseos (como ocurre en los niños cuando alucinan el pecho ante la ausencia materna). Recordemos que en este momento el autor aún no había redondeado su formulación sobre el yo y en relación a lo pulsional, diferenciaba una libido yoica y una libido objetal. Consideraba un estado inicial en el cual la libido se concentraba en el yo constituyendo el narcisismo primario.
En la Conferencia 22ª, ya mencionada, la regresión de la libido es diferenciada en dos clases: "retroceso a los primeros objetos investidos por la libido, que como sabemos son de naturaleza incestuosa, y retroceso de toda la organización sexual a estadios anteriores".
Para Strachey, la transferencia sería otra
forma de regresión temporal. En el artículo Sobre la Dinámica
de la Transferencia (1912), Freud expresa que la libido
extrañada de la realidad objetiva, inconsciente, "se ha
internado por el camino de la regresión y reanima las imagos
infantiles". Cuando la indagación psicoanalítica tropieza
con esta libido estalla un combate y las fuerzas que causaron esa
regresión de la libido se levantan como resistencias al trabajo,
con la finalidad de mantener ese nuevo estado. Una forma de
resistencia la constituye la transferencia, cuando una parte de
ese material es transferido sobre la persona del médico.
En Contribución a la Historia del tratamiento Psicoanalítico (1914), Freud se refiere a la solución del conflicto actual en el caso de una paciente a quien llamó Dora. El autor conocía perfectamente la escena que había ocasionado la enfermedad actual; pero sólo después de un largo rodeo que le llevó a la remota infancia de esa paciente, sobrevino un sueño, cuyo análisis le permitió recordar todos los detalles de la escena, lográndose la comprensión y solución del conflicto actual. En el análisis es necesario que las asociaciones del paciente retrocedan hasta las vivencias infantiles; obligan al análisis, "cuyo propósito es corregir el presente, a ocuparse del pasado. Esta regresión llevó cada vez mas atrás", hasta la pubertad, hasta los primeros años; no se esclarece algo actual si no se reconduce al pasado. Es una "regresión dentro de la técnica analítica".