Murciélagos, nuevos agentes implicados en la rabia humana

Por lo menos en América Latina, los casos de transmisión de la enfermedad al hombre se han asociado en los últimos años a estos quirópteros, pasando a segundo plano la incidencia canina

Por Vanessa Ortiz Piñango

La rabia dejó de ser un problema sólo de perros. Así lo demuestran los 517 casos de rabia humana detectados en América Latina durante el periodo 1992-2004 por contacto, mordedura o arañazos de murciélagos.

En este sentido, puede decirse que esta enfermedad ancestral “cambió sus patrones de transmisión”, tal y como lo informó el Dr. Enrique Gutiérrez Saravia, Pediatra e Infectólogo de Colombia, durante el Simposio “Emergencias por venenos de origen animal”, celebrado en el marco del VI Congreso Venezolano de Infectología.

Esa cifra es alarmante si se toma en consideración que representa un aumento del 35% de los casos en comparación con los registrados para la década de 1960.

Con respecto a la prevalencia de rabia canina, el Dr. Gutiérrez señaló que desde hace 20 años esta patología comenzó a observarse en menor proporción en estos animales domésticos, mientras que los casos de rabia humana por murciélagos empezaron a aumentar considerablemente durante los años 2000-2001.


Vulnerabilidad
Como factores de riesgo, el especialista indicó que, en primer lugar, está la invasión de su hábitat natural por parte de las personas. Además, agregó que los más vulnerables a padecerla son los trabajadores de la salud y los niños.

“No es usual la rabia de humano a humano -explicó el Dr. Gutiérrez- sólo cuando se hace transplante de órganos” entre sujetos contaminados, debido a que en esos casos no se hace el diagnóstico oportuno.

La infección puede llegar a ocurrir sin que la persona tenga contacto directo con el animal. En otros casos, el murciélago habrá contagiado al individuo por medio de una mordedura o por simple agresión. Es necesario mencionar que los aerosoles también pueden servir de vehículo de transmisión de rabia.

El periodo de incubación de la enfermedad ocurre entre el primer y segundo mes, y los síntomas clínicos característicos (que aparecen entre los 2 y 12 días) son los espasmos y las parálisis. Lamentablemente, los estados de “coma y muerte son siempre inevitables por fallas cardiorrespiratorias”.

La “vacuna de oro” para estos casos de rabia es aquella compuesta de células diploides humanas, altamente seguras pero con poca capacidad de producción en masa y alto costo.

Un dato curioso que reseñó el Dr. Gutiérrez durante su ponencia fue el hecho de que los murciélagos “siempre regresan al mismo lugar donde mordieron al mismo huésped para orinar a la víctima y poder identificarla”, esto con el fin de ubicarlos más fácilmente para posteriores y sucesivos ataques.

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