Title
Today’s Microbiology in emergent and re-emergent infectious diseases Part II

Abstract
Second part of this review continues providing a brief description of ethiological, patogenic and diagnostic topics in the infectious diseases (baterial, viral, fungi or parasitic) classified by the epidemiological criteria as emergent and re-emergent, with special focus on today’s micobiological diagnosis tecniques.

Key words: Microbiological diagnosis, emergent infectious diseases, re-emergent infectious diseases

Abreviaturas

AMC Anticuerpos Monoclonales
ASM Sociedad Americana de Microbiología
CMV Citomegalovirus
CPK Creatinina-fosfo-quinasa
HTLV-1 Virus Linfotrófico Humano de Células T
MLEE Electroforesis Multilocus
MLST Tipificación Secuencial de Multilocus
NAC Neumonía Adquirida en la Comunidad
NCCLS Comité Nacional de Control de Estándares de Laboratorio
PBP Proteína de Unión a la Penicilina
PFGE Electroforesis en Gel de Campos Pulsados
RCP Reacción de Cadena de Polimerasa
SARM Staphylococcus aureus Resistentes a la Meticilina
SIDA Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
SRAS Síndrome Respiratorio Agudo Severo
SSTI Síndrome de Shock Tóxico Infeccioso
TARAE Terapia Antiretroviral de Alta Eficacia
TR-RCP Transcriptasa Reversa-Reacción de Cadena de Polimerasa
VIH Virus de la Inmunodeficiencia Humana

Tópicos de Actualización

Hepatitis
La hepatitis virus A tiene una significativa morbilidad y mortalidad mundial. Actualmente infecta a la mayoría de los pobladores de países en desarrollo. En Latino América, esta tiene una incidencia de 250.000 casos anuales (20 a 40 casos por 100.000 habitantes). En estos lugares, los planes de vacunación en niños mantiene altos niveles de inmunidad y previene futuros brotes (130). Se comprobó que su evolución es más severa y se expresa con mayor elevación y prolongación de aminotransferasas si está asociada a diabetes mellitus, infección previa a virus de hepatitis B, colecistitis crónica o coinfección con varicela en su estado de convalecencia (131).

La hepatitis B se ha clasificado en siete genotipos (AG) basados en divergencias genómicas. En Europa, los genotipos más frecuentes son el A y el D, siendo el primero el que está más asociado con enfermedad hepática crónica (132). En un estudio realizado en Macedonia sobre la etiología de la hepatitis viral crónica, se determinó predominancia de la infección por los virus de la hepatitis B y C en poblaciones adultas, mientras que en los niños predomina la infección por el virus de la hepatitis B (133).

En México, al igual que en otras partes del mundo, la hepatitis B se ha asociado a transmisión sexual y es prevalente en condiciones socioculturales precarias (134). Este hecho se corrobora también en Macedonia con coinfección a hepatitis C en drogadictos (135).

La hepatitis B se encuentra como infección oculta en pacientes con infección crónica por virus de la hepatitis C, hecho que contribuye a daño crónico del hígado y que se correlaciona a pérdida de la respuesta al tratamiento con interferón. Sin embargo, en un estudio brasileño no se encontró asociación con grado severo de inflamación, fibrosis o desarrollo de cirrosis y no afectó a la respuesta viral sostenida cuando los pacientes fueron tratados solamente con interferón o en combinación con ribavirina (42).

La hepatitis B resistente a la lamiduvina ha comenzado a ser reportada condición emergente (136). La hepatitis B debe ser investigada en inmigrantes africanos, debido a la alta prevalencia de esta enfermedad en estas poblaciones. La vacunación es recomendada para todos los inmigrantes que no tienen inmunidad (137).

La hepatitis C constituye actualmente un importante problema de salud pública. Esta afecta a 3 por ciento de la población mundial, lo que la hace la causa más común de hepatitis crónica (de un 50 a 85 por ciento). En su patogénesis se manifiesta por un deterioro de las células T y por una mayor injuria hepática por interacción de las células Natural Killer y dentríticas (138).

Otros estudios estiman que alrededor de 200 millones de personas en todo el mundo están afectadas, con una prevalencia del 1 por ciento en EEUU y del 0.5 por ciento en el Reino Unido. La hepatitis C se ha relacionado a la drogadicción parenteral con una prevalencia entre el 20 al 90 por ciento. El riesgo aumenta aun más en poblaciones penitenciarias (139).

Estudios realizados en Macedonia sobre la transmisión de la hepatitis C entre parejas y contactos domiciliarios determinaron que el uso de condones, la abstención sexual durante la menstruación, una higiene personal y familiar adecuada, así como otras medidas preventivas han contribuido a una reducción de la transmisión (140).

La rata de transmisión de la hepatitis C de madre a recién nacidos es baja (entre 5 y 6 por ciento). Hace falta llevar a cabo estudios inmunogenéticos para determinar las causas tras esta particularidad (141,142).

Los recién nacidos deben ser investigados si hay sospechas de infección vertical por hepatitis C. Los criterios para diagnosticar la infección y de cronicidad deben ser reconsiderados en base a las pruebas de reacción de polimerasa, los cuales deben realizarse secuencialmente (143).

Los métodos modificados ELISA para determinar anticuerpos anti-hepatitis C en fluidos orales pueden ser utilizados en tamizajes epidemiológicos (144).

Estudios genéticos han permitido determinar que la mutación de la región dominante V3 del virus de la hepatitis C lleva a una gran variabilidad en la respuesta al tratamiento con interferón o en combinación con ribavirina (145).

Los inmigrantes que provienen de las regiones sub-saharianas, la prevalencia de anticuerpos para el virus de la hepatitis C es alta y se incrementa con la edad (146).

En relación a estudios de marcadores significativos de hepatitis crónica, se ha encontrado que el hallazgo de la proteína sérica Bcl2 está relacionada con este antecedente y se cree que juega un rol crítico en la oncogénesis del hepatocarcinoma (147).

Otro estudio determinó que la presencia de anticuerpos antiplaquetarios se observa en cirrosis activa en mujeres. No se encontró correlación en casos de hepatitis crónica activa (Clementi C. et al, 2004).

Infecciones por virus del papiloma humano
Es una infección emergente a nivel mundial. Se ha encontrado relacionada con antecedentes de transmisión sexual. A veces, esta ocurre con coinfección por Chlamydia trachomatis (148). En Japón, se ha observado asociada con sintomatología previa de uretritis en pacientes masculinos (149).

La detección y tipificación por RCP se ha usado para estudios clínicos en inclusive identificar casos antes de la aparición de cambios citológicos (150)

La incidencia de esta infección en pacientes VIH positivos parece estar incrementada aun en la era de la terapia antirretroviral efectiva (107).

Su asociación con el cáncer cervical ha sido documentada y puede ser determinada por estudios moleculares de orden epidemiológico. Un estudio de 3.000 mujeres en 25 países del mundo permitió ubicarlas en tres grupos:

  • Alto riesgo; los serotipos 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 57, 58, 59, 68, 73 y 82.
  • Posible alto riesgo; los serotipos 25, 53 y 66
  • Bajo riesgo; los serotipos 6, 11, 40, 42, 43, 44, 54, 61, 70, 72, 81 y CP6108.

En la patogénesis de la infección, las oncoproteínas E6 y E7 presentes en el papilomavirus serotipo 16 activan la molécula TG-P-beta-1, la cual actúa en los procesos inmunoregulatorios. Dicha molécula juega un rol importante en el escape de la respuesta inmunitaria del paciente contra este virus (151).

A pesar de que la vacunación pareciera ser una manera más simple y efectiva para la prevención del cáncer cervical, aun no se ha implementado un programa de vacunación a gran escala (152).