Diversos estudios controlados que han evaluado la eficacia del praziquantel en el tratamiento de la neurocisticercosis parenquimatosa, a la dosis de 50 mg/kg/día durante 15 días, han confirmado su utilidad en tal condición. Sin embargo, mientras la eficacia terapéutica del praziquantel contra quistes viables alcanza apenas el 50-67%, las manifestaciones neurológicas de los pacientes tratados con el compuesto disminuyen en más del 83%. Además, publicaciones recientes han indicado que solo el 15% de los pacientes muestran una completa desaparición de todos los quistes parenquimatosos 15,16,17.

Los niveles séricos del praziquantel en los pacientes que reciben terapia anticonvulsivante concomitante con carbamazepina o difenilhidantoina son inferiores a los esperados, un efecto aparentemente mediado por la inducción de enzimas hepáticas asociadas al citocromo P-450 microsomal, el cual a su vez es inhibido por la coadministración de cimetidina. Si bien la administración simultánea de dexametasona disminuye los niveles plasmáticos del praziquantel en alrededor del 50%, no se conoce si tal interacción afecta en alguna medida el resultado del tratamiento clínico.

El albendazol, un imidazol con amplias propiedades antiparasitarias, se considera actualmente como la droga de elección en el tratamiento de la neurocisticercosis parenquimatosa. Esquemas de 15 mg/kg/día por 8 días son recomendados en la actualidad, aunque en los pacientes con pocos quistes viables (tres o menos), un curso más corto de 3 días puede ser efectivo también. Los estudios prospectivos controlados que comparan la eficacia de esta droga con la del praziquantel han mostrados uniformemente su superioridad desde el punto de vista de la reducción del número total de quistes (88%), desaparición completa de quistes (55%) y mejoramiento clínico de los pacientes (95%) [15-19]. Una ventaja adicional del albendazol es su costo menor, su fácil disponibilidad y la carencia de interacciones con anticonvulsivantes o antiácidos. Debe destacarse que las concentraciones séricas y liquóricas del albendazol y de su metabolito, parecen estar aumentadas cuando la dexametasona es administrada concomitantemente 20.

Tanto el praziquantel como el albendazol parecen tener un papel en el tratamiento de la neurocisticercosis parenquimatosa, ya que los casos que no responden a uno de los dos medicamentos, pueden responder todavía al otro. Al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los países regionales, el albendazol no ha sido aún licenciado para su uso humano en los Estados Unidos. Por lo tanto, algunos autores de ese origen recomiendan un curso inicial de praziquantel y solo si la respuesta es inadecuada, el albendazol se solicitaría directamente al fabricante para ser usado como alternativa sobre bases de uso compasivo.

Muchos pacientes experimentan náusea, vomito, dolor de cabeza, vértigo y aun convulsiones, mientras reciben terapia cisticida. Se ha reportado que entre 55% y 75% de los pacientes tratados con praziquantel o albendazol respectivamente, presentan pleocitosis del LCR, ocasionalmente acompañada por signos de irritación meningea. Tales síntomas son debidos a una fuerte reacción inflamatoria del hospedero por la destrucción rápida de los parásitos en el parénquima cerebral y no por efectos tóxicos del medicamento. Aunque raramente, puede ocurrir un incremento marcado en la presión intracraniana durante el tratamiento, que ponga en riesgo la vida del paciente. Consiguientemente, parece aconsejable el tratamiento hospitalario de la neurocisticercosis, al menos durante los primeros 2-3 días de terapia larvicida. Además, es recomendable el uso simultáneo de dexametasona a la dosis de 0,1-0,5 mg/kg/día 18,19,20. Sin embargo, el empleo rutinario de la dexametasona en todos los pacientes con neurocisticercosis parenquimatosa tratados con drogas cisticidas, permanece como un tema controversial. Muchos autores promueven su uso solo en los pacientes que desarrollen síntomas neurológicos y reacciones secundarias atribuibles a la terapia antiparasitaria, o en aquellos pacientes con numerosos quistes parenquimatosos, en la encefalitis cisticercósica, o en el tratamiento de quistes subaracnoideos gigantes. La dexametasona se comienza habitualmente durante el segundo o el tercer día de terapia y se suspende 2 o 3 días después.

En nuestra experiencia, no es siempre posible predecir cual paciente individual con neurocisticercosis se deteriorará eventualmente durante un curso de tratamiento cisticida. Por ejemplo, un paciente con un solo quiste parenquimatoso en la TAC o la RM, puede también tener múltiples lesiones subaracnoideas no evidentes por la técnicas de diagnóstico imagenológico. Consiguientemente puede desencadenarse un meningismo severo y/o un aumento de la presión intracraniana debido a la respuesta inflamatoria del hospedero ante la muerte súbita de las larvas, incrementado así el riesgo de complicaciones, que pueden comprometer potencialmente la vida del paciente. Por otro lado, consideramos que la administración rutinaria de dexametasona en esquemas cortos de tres días de duración involucra poco riesgo para el paciente con neurocisticercosis y por el contrario, puede reducir en gran medida el peligro de complicaciones severas de riesgo, asociadas con el tratamiento larvicida.

Tratamiento de la Neurocisticercosis extra-Parenquimatosa

La mayoría de los casos de cisticercosis del SNC que se presentan con compromiso predominante de tipo ventricular, espinal y subaracnoideo, se complican frecuentemente con hidrocefalia, y la terapia antiparasitaria cuando se usa sola -como se describió anteriormente para la enfermedad parenquimatosa- frecuentemente resulta insuficiente 4,12,16,17. Los cisticercos intraventriculares, cuando están libremente móviles, son eliminados frecuentemente por excisión quirúrgica o aspiración endoscópica. Si se ha desarrollado ependimitis, un procedimiento de derivación puede seguir o preceder a la eliminación quirúrgica de las lesiones. En base a la limitada experiencia disponible, se recomienda un curso inicial de albendazol para quistes únicos intraventriculares, cuando la existencia de quistes grandes en el cuarto ventrículo no está contemplada, ya que la inflamación severa secundaria a la destrucción de las larvas en tales casos, puede ser potencialmente letal.

La meningitis aguda cisticercósica se trata con dexametasona, a la dosis de 24-32 mg por día durante cinco a diez días 20. El beneficio de un tratamiento anti-parasitario en esta forma de la neurocisticercosis resulta incierto. Sin embargo, el albendazol se ha mostrado superior al praziquantel en la destrucción de los quistes subaracnoideos 12.

La enfermedad intramedular y la invasión leptomeningea espinal son manejadas con drogas antiparasitarias en combinación con esteroides -tal como fue descrito para la enfermedad intracerebral- si bien en esta última, también puede ser requerida una laminectomía complementaria 12.