Enfermedad de Transmisión Sexual

El amor es contradictorio: origina un inmenso placer o arrastra hasta los suburbios de la frustración. Quienes conocen las emociones que produce el sexo, saben que éste genera distintas sensaciones: desde el orgasmo hasta la insatisfacción. Pero, más allá de las distintas emociones, todo quien haya unido su cuerpo íntimamente con el de otra persona, puede tener en común patologías, que se aprovechan de los encuentros amorosos, para propagarse.

El VPH es uno de esos males que se diseminan sexualmente, pero como el virus es rey en el mundo de la confusión, algunos afirman que se vale de otras vías para atacar, con lo cual encubren al virus y así él sigue propagándose gracias al anonimato que lo envuelve.

Mitos

Kalilina Santisteban, ginecóloga del Centro de Salud Santa Inés, afirma que como "la piel está provista de células y esas células se desprenden a cada momento, tú puedes sentarte en una poceta y contagiarte de VPH, es algo así como la gripe". En esta línea, según la galeno "piscinas, toallas, ropa interior mal lavada, bidés", utilizados por infectados con el virus se convierten en objetos contaminados en los que el VPH espera a su próxima víctima.


Por su parte, Alí Vilela, ginecólogo y jefe de la consulta de planificación familiar del hospital general "Tiburcio Garrido" (ubicado en el estado Yaracuy), también comparte las afirmaciones de Santisteban.

Vilela dice sentirse preocupado por la alta incidencia del virus en la consulta ginecológica del hospital "Tiburcio Garrido", por lo cual el médico afirma que ha realizado talleres acerca del VPH, para "dar a conocer las medidas de prevención acerca de la enfermedad", disposiciones que, si bien informan, asustan.

En uno de los folletos de dichas conferencias reza lo siguiente "las pocetas y bañeras son un foco de infección por excelencia, sobre todo, los baños públicos. Si una persona infectada al momento de utilizar el baño deposita el VPH en esos lugares, el virus permanece allí a la caza de otra víctima. La persona infectada deposita el virus al momento de evacuar u orinar, posteriormente la persona no infectada, al momento de usar el baño, las aguas brincan y ese salpiqueo con tiene (sic) virus de papiloma, encontrando paso libre a las células de la persona no contaminada; el proceso es mucho mayor si la piel de la persona está lesionada o presenta alguna fisura, por donde la vía de penetración del VPH es mucho más vulnerable".

Marlene Marayo, ginecóloga que presta sus servicios en el ambulatorio urbano tipo II La Trinidad, está en desacuerdo con lo descrito en el párrafo anterior. Sin embargo, la médico no aclara las dudas de sus pacientes porque prefiere escabullirse de las preguntas realizadas por las infectadas con el virus. El día de la entrevista, Marayo explicó la causa de sus recurrentes evasiones.

La ginecóloga afirma que la transmisión del virus "es por vía sexual, por la penetración de un pene en la vagina, el hombre o la mujer lo está infectando", oración que puede ser pronunciada enfáticamente porque en los alrededores no hay pacientes a la vista. De lo contrario, se hubiera susurrado.

A Marayo le incomoda provocar impactos emocionales en sus pacientes. Según argumenta "normalmente las mujeres son más fieles que los hombres. Si de repente, ella venía haciéndose la citología anualmente y todo era normal hasta que un buen día se le diagnostica VPH, seguro que el marido o el novio se acostó con otra. Entonces, es mejor no decir nada para no provocar problemas en la pareja"

Para ella, es mejor no inmiscuirse en las relaciones sentimentales. Según explica, muchas de sus pacientes no conocen cómo el VPH se transmite y Marayo prefiere el silencio, antes de educar a las infectadas.

La ginecóloga, a pesar de no poseer estadísticas, afirma que en su consulta "el VPH es de lo más común", entre las pacientes, féminas quienes desconocen cómo se contagiaron y que, dada la desinformación, pueden seguir propagando el virus con otras parejas.

Verdades

Al VPH le encanta esconderse, le entretiene la producción de verrugas genitales y hasta puede llegar a ser perverso cuando ayuda al desarrollo de un cáncer. Pero su inteligencia alcanza un cierto punto.

El intruso fallece con el oxígeno que respiran sus víctimas. José Luis Ramírez, biólogo molecular, director del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), coordinador del programa de la Universidad de las Naciones Unidas para Latino América y el Caribe e investigador asociado al desarrollo del Kit de detección del VPH realizado en el laboratorio de biología molecular del Instituto de Biología Molecular de la Universidad Central de Venezuela, conoce el punto débil del virus. El enemigo del amor no es capaz de sobrevivir "ni por un segundo" fuera de las células, dado que es bastante susceptible al medio ambiente.

Humberto Acosta, ginecólogo del Centro Clínico Profesional Caracas comparte la información de Ramírez y le agrega humor: "el VPH es como los políticos que necesitan de los demás para nutrirse. El virus necesita de las células para vivir, y las células están muertas en las pocetas, bidés, bañeras y piscinas".

Mientras que Acosta compara al virus con los gobernantes, Ramírez se alarma porque ha escuchado, por boca de otros, de las supuestas vías asexuales de contagio. Como la frase retumba en sus oídos, su reacción inmediata es el enfático pronunciamiento de sus conocimientos: "Mentira. Eso de la contaminación en baños, pocetas, piscinas es falso"

Por su parte, Leopoldo Díaz Landaeta, dermatólogo que trabajó durante ocho años en el antiguo Instituto de Veneorología, no se inquieta. Él ha encontrado una razón para reírse. Según él, las mujeres que se contagiaron en baños, deberían recordar con quien estaban en esos lugares.

La mejor explicación de la muerte del VPH en el aire, la ofrece el director del IDEA. A los seres humanos, la epidermis les cubre órganos y tejidos. Los virus también tienen una piel o cápside, que mantiene resguardadas sus partes. Ramírez indica que la cápside del VPH es tan débil, que no resiste estar fuera del organismo humano, por lo cual es inaceptable que pueda compararse este virus con el de la gripe, que, como si fuera un guerrero romano, sí posee una cubierta resistente y cerrada.

Por su parte, Gloria Premoli de Percoco, la jefa del Centro de Investigaciones Odontológicas de la ULA, explica que la causa de la confusión debe originarse en que se ha encontrado ADN del virus en el agua de piscinas e incluso en el mar. Más "se necesita a la partícula viral completa para que ésta llegue a ser contaminativa", afirma Premoli.

Otra de las venezolanas que mantienen sus líneas de investigación en torno al virus, no es tan hermética. La Dra. María Correnti afirma que incluso vírgenes no han escapado de las garras del VPH, por lo cual deben considerarse otras vías de contagio.

Casos excepcionales

Si bien Humberto Acosta no acepta los lugares con agua como culpables del contagio del VPH, él afirma que no siempre el coito es el transporte del virus. Para el ginecólogo las microfisuras del organismo son las pequeñas puertas que el intruso traspasa para infectar a una persona; traumatismos que normalmente ocurren en los órganos íntimos por las relaciones sexuales y "hasta incluso con la masturbación. Si un hombre tiene un cadillo (manifestación del VPH en la epidermis), y se toca sus genitales o los de su pareja, el VPH puede entrar si existen microfisuras en la zona genital".

Para la galeno Julieta de Bello "la prestadera de traje de baño, sin duda es causa de la alta diseminación del VPH en las jóvenes", con lo cual argumenta por qué ha atendido vírgenes infectadas.

Sin embargo, no todo es culpa de la prenda íntima. Correnti explica que la contaminación por intercambio de ropa está sujeta a dos variables: la primera, que la infectada posea una condilomatosis florida en sus genitales y la segunda, representada por el estado inmunológico de la persona que utiliza esa prenda ya que "sus niveles de defensa deben estar bastantes bajos para que ocurra la transmisión".

En la Universidad Central de Venezuela, específicamente en la Organización de Bienestar Estudiantil, también se habla de otras vías de contagio. Cecilia Lozada, otra médico de mujeres y quien realizó un trabajo de investigación acerca del virus, afirma que el material quirúrgico contaminado puede transmitir al agente productor de verrugas y condilomas.

Pero, para la investigadora de Mérida, Gloria Premoli de Percoco, esto es bastante improbable si se considera que el virus muere al estar fuera del cuerpo humano y además porque los servicios médicos deben mantener unas normas de higiene.

Advierte Ramírez que las afirmaciones de Acosta, Bello y Lozada carecen de importancia. En un principio, el biólogo molecular manifiesta que el contagio del papiloma requiere de "un contacto mucho más íntimo, no un simple roce, se necesita de un intercambio de fluidos", aunque luego reconozca que en la medicina y la biología nada es totalmente seguro y de llegar a ocurrir una contaminación por un medio atípico "sería una vez en un millón y eso epidemiológicamente no es importante"

Consecuencias de un desconocimiento

El VPH aprovecha la desinformación que lo encubre para propagarse y además para tejer intrigas sobre el pasado sexual del infectado. Al respecto, Ramírez, aclara que si bien el virus es una enfermedad de transmisión sexual, no significa que el enfermo lo haya contraído por mantener una vida sexual promiscua.

Además debe recordarse que el VPH juega a las escondidas en el cuerpo humano cuando se encuentra en su fase latente, en donde pasa como la bella durmiente y aunque viva con el infectado no produce ningún tipo de lesión.

Ramírez afirma que "existen papilomatosis que tardan 10, 15 años en reventar" por lo cual el portador del virus puede desconocer su enfermedad por un largo período y –sin tener consciencia de ello- lo transmite a su pareja.

En esta línea, el VPH no es sinónimo ni de infidelidad ni de promiscuidad, aunque no puede negarse que más de uno contrajo la infección por andar de travieso en la vida. Lo importante es reconocer que el virus no puede encasillarse bajo la etiqueta de "lo prohibido" por la moral.

Asimismo, afirmar que sólo verrugas y condilomas acompañan a la infección, significaría restarle a la detección del VPH las consecuencias psicológicas y sociales de las que, normalmente, se acompaña.