El tratamiento integral del paciente con cáncer significa la utilización de todos los conocimientos disponibles y
reúne en un programa lógico y coordinado los talentos y conocimientos de representantes de muchas
especialidades diferentes.
Sidney Farber 1969

La complejidad de los problemas creados por el cáncer, demanda el entrecruzamiento de disciplinas y departamentos.
Sidney Farber 1971


Introducción

El diagnóstico y tratamiento de una neoplasia maligna no significa el éxito de un médico. Lo es de un equipo multidisciplinario inmerso en el problema que el cáncer y sus consecuencias crean en el paciente y sus más cercanos allegados.

Enfrentados al problema, en 1979 instituimos en la Cátedra de Clínica Quirúrgica y Terapéutica Pediátrica, de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, una Comisión de Oncología Pediátrica, integrada por diversos especialistas (cirujanos, pediatra, hematólogo, patólogo, radioterapeuta, siquiatra e inmunólogo) como núcleo básico, pero extensible y abierta a toda especialidad, médica o no, con interés en el problema. En reuniones semanales, se discutieron procedimientos diagnósticos y terapéuticos para establecer protocolos de acción. Cada caso es presentado y discutido en los aspectos de diagnóstico, tratamiento y soporte.

En 1985 presentamos los primeros resultados que demostraban el silogismo origen de la Comisión: el diagnóstico tardío, la ausencia de planes definidos, la irregularidad del tratamiento y el mal seguimiento, son los factores primordiales en nuestros altos índices de mortalidad. De una sobrevida a los 2 años inferior al 20%, alcanzamos superar el 40% sin evidencia de enfermedad, lo cual, sumados a un 11% más, vivos pero con evidencia de enfermedad, significaba un gran avance, máxime al considerar que el 30% de nuestros casos se encontraban en estadio III o IV al momento de la primera consulta. La rata era baja al compararla con las de otros centros, pero fue un gran aliento. (1,2,3)