Una marca inconfundible

¿Qué tienen en común Vicente Galli, Hernán Kesselman, Rafael Paz, Valentín Baremblit, Carlos Slusky, Manuel Kizer, José Melia, Jaime Arroyo, Isaac Levav y muchas otras importantes figuras de la psiquiatría mundial? Respuesta: todos ellos tuvieron la oportunidad de formarse profesionalmente con Mauricio Goldenberg, reconocido personaje argentino, destacado por su revolucionario proceder, en el tratamiento del paciente psiquiátrico, y por haber logrado un acercamiento entre los hospitales, que prestaban este tipo de servicios, y las comunidades, de escasos recursos, dentro de las cuales éstos se hallaban insertos.

Describirlo no parece tarea difícil para sus colegas y amigos, pues son numerosas las cualidades positivas que de su personalidad suelen resaltar. Su inteligencia, agudeza, precisión mental, amplitud de criterio, su habilidad para comunicarse y su carácter generoso, se cuentan entre las más señaladas. Sara Zac de Filk, en el libro Testimonios para la experiencia de enseñar, no oculta su admiración y afecto al afirmar que " hablar de Mauricio Goldenberg es hablar del maestro, del amigo, de la figura paterna que acompaña, que ayuda a crecer, que estimula, que también exige, que impulsa a querer hacer, a querer saber" (2).

Mas es su trabajo como psiquiatra dinámico sobre el cual se concentra el mayor peso de la consideración y respeto que su mero nombre inspira. Julio Antman, en su trabajo Psicología, Salud Pública y Psicoanálisis en Argentina reconoce esto cuando destaca de dicha figura lo siguiente: "Goldenberg es considerado (...) como el paradigma de la creatividad en materia de Psiquiatría (...) como un innovador que supo adelantarse a su época y romper con la Psiquiatría clásica manicomializante para proponer un trabajo interdisciplinario que aún hoy cuesta imaginar en la cabeza de muchos psiquiatras, psicólogos o psicoanalistas" (12).

Héctor Hueso, psiquiatra y psicoanalista venezolano, también destaca la importancia del trabajo de este psicoterapeuta cuando señala que su insistencia en considerar más a la persona, en lugar de la enfermedad, le dio a la psiquiatría un aspecto más humanístico, personalizado y social.

En este sentido, a pesar de haber trabajado en diversos centros de atención médica en Argentina, su país natal - entre los que se cuentan, el Hospital Álvarez ( años 1940 y 1941), el Hospital Borda (1947) y la Liga Argentina de Higiene Mental (1946 hasta 1947) - y en varios países como Francia, Inglaterra, España y Venezuela - para mencionar sólo algunos -, es su labor en el "Policlínico, Profesor G. Aráoz Alfaro" ( mejor conocido como el Hospital General de Lanús), la que ha sido considerada como un ejemplo a seguir y un punto de referencia obligatorio para quienes estudian y se dedican a esta profesión.

Por su parte, Adela Duarte, también en el libro Testimonios para la experiencia de enseñar, indicó que las características por las cuales se destacó el Servicio de Psicopatología de dicho lugar, originaron una especie de marca, la cual distingue a quienes trabajaron en él, con Goldenberg, de otros profesionales de la psiquiatría. Se trata, tal como ella misma afirma de un "...Made in Lanús que marcó a varias generaciones de psiquiatras. Psicólogos, trabajadores sociales, quienes nos formamos no sólo como clínicos, sino fundamentalmente como agentes de salud, que adquirimos una ideología de respeto a la salud mental, un compromiso social y una ética... (3)

Sus dotes como profesor, también son altamente valoradas por aquellos estudiantes que lo conocieron en esta faceta, la cual, en palabras del propio Goldenberg, era algo natural en su persona. Isabel Carreira, médico psiquiatra y alumna suya de post-grado en Venezuela, sobre este aspecto resalta su perceptividad y su calidez. " Tenía una manera sencilla de transmitir el conocimiento, se interesaba incluso por las situaciones personales de sus estudiantes. Si alguno tenía mala cara o llegaba tarde, no se molestaba, más bien indagaba sobre lo que podría estar pasando."

Y aunque en la actualidad, se encuentra totalmente retirado de su ejercicio profesional, pues cuenta con más de ochenta años, sus planteamientos y su obra continúan teniendo la misma vigencia de aquellos "tiempos dorados" de Lanús, pues Mauricio Goldenberg, a través de esta experiencia, logró de mostrar que sí era posible darle a la psiquiatría un rostro más humano y sensible.