Fisiología del sueño

El sueño se ha dividido en dos partes: Sueño REM o MOR (movimientos oculares rapidos) y sueño NO REM o NO MOR.

El sueño REM a su vez se ha divido arbitrariamente en 4 partes, desde el Estadio I hasta el Estadio IV, de acuerdo a la profundidad del sueño.

A medida que se profundiza el estadio de sueño, el cuerpo se va relajando cada vez más, permitiendo, de esta manera, un descanso mejor. Durante la fase REM de sueño, se produce una relajación muscular profunda que evita que el sujeto actúe sus sueños y de esta manera se lesione. Esta relajación es muy importante y quedan exceptuadas de ella solamente el diafragma y los músculos extra oculares.

Cuando evaluamos el sueño normal, nos damos cuenta que existe una distribución más o menos homogénea del sueño lo cual se ha denominado arquitectura de sueño normal, en la cual existe un porcentaje de tiempo en donde se suceden los diferentes estadios de sueño en forma secuencial y repitiéndose los ciclos durante toda la noche, determinándose porcentajes de sueño REM y porcentaje de cada uno de los estadios de sueño NO-REM

Esta arquitectura debe preservarse para garantizar el descanso del individuo Cuando esta arquitectura se altera, por diferentes factores, el descanso es incompleto, el paciente empieza a experimentar alteraciones durante la vigilia que se puede manifestar como somnolencia, dolores musculares, dificultades para la concentración, trastornos de memoria, trastornos de rendimiento, etc.

La respiración durante los períodos de sueño NO-REM es lenta, profunda y regular, mientras que en el período REM, la respiración se hace rápida e irregular y significativamente más superficial que durante el sueño NO-REM.

Estos cambios de los patrones respiratorios tienden a afectarse aún más en diferentes patologías pulmonares, cardiacas o neurológicas y determinan alteraciones de la calidad del sueño, hipoxemia, hipercapnia u obstrucciones del flujo aéreo durante el sueño.